Moscú.- Pese a que los combates no han cesado en ningún momento bajo las órdenes del general invierno, la liga rusa y ucraniana se reanudan mañana, viernes, tras varios meses de pausa invernal y sólo días después de que se haya cumplido un año de guerra.
El fútbol, al igual que el resto de ucranianos, ansía la llegada de la paz, pero no espera a que se declare una tregua para volver a los terrenos de juego.
Curiosamente, el 3 de marzo arrancan ambos campeonatos. El ruso, con el Zenit de líder indiscutible, y el ucraniano, con el sorprendente Dnipró-1 en todo lo alto de la clasificación.
EN LA PATRIA DE ZELENSKI
La liga ucraniana, que comenzó en agosto y se paró en diciembre de 2022, echa a andar el viernes con el partido entre el Kryvbas y el Kolos, octavo y sexto clasificados, respectivamente.
El encuentro se disputará en un pequeño estadio con capacidad para menos de 3.000 espectadores en Kryvyi Rih, ciudad natal del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.
El líder, el Dnipró-1, que suma 35 puntos, jugará el sábado en casa del Oleksandria, quinto clasificado, en el Nika Stadium (7.000 asientos).
El club de Dnipropetrovsk fue fundado en 2017 sobre las ruinas del Dnipró que disputó la final de la Liga Europa en 2015 frente al Sevilla antes de desaparecer cuatro años después.
El Dinamo Kiev jugará su partido en el Olímpico, cuando la primera vuelta disputó los encuentros de casa en el vetusto estadio Valeri Lobanovski de la capital ucraniana, que cumple 90 años en 2023.
EL SHAKHTAR SIN MUDRYK
El Shakhtar, segundo clasificado con los mismos puntos que el Dinamo (30), viaja a Lviv para enfrentarse al Metalist.
Los “Mineros” están acostumbrados a jugar en la segura capital del oeste de Ucrania, ya que es donde disputan también sus partidos de local desde 2014.
El estadio del Donbass Arena, que acogió las semifinales de la Eurocopa 2012 entre España y Portugal, está bajo el control de la república popular de Donetsk, anexionada por Rusia.
El equipo de Donetsk perdió en invierno a su principal estrella, Mikhailo Mudryk, que fue traspasado a un desesperado Chelsea por 100 millones de euros.
El dueño del Shakhtar, Rinat Akhmétov, anunció que dedicará una cuarta parte de ese dinero a tratar a los heridos en combate y a ayudar a las familias de los caídos en el frente.
EL SPARTAK DE ABASCAL DESAFÍA AL ZENIT
En Rusia, a falta de trece jornadas para el final, el todopoderoso Zenit le saca seis puntos al Spartak Moscú del español Guillermo Abascal y siete al Rostov de Valeri Karpin.
El equipo patrocinado por el consorcio gasístico Gazprom se reforzó en invierno con el central brasileño Roberto Renan, que militaba en el Corinthians.
De esta forma, se resarció de la sensible baja de su mejor defensa, el croata Dejan Lovren, que regresó al Lyon tras disputar el Mundial de Qatar.
El Spartak, que no gana la liga desde 2016, también anunció el enero los fichajes del central paraguayo del Cerro Porteño, Alexis Duarte, y del defensa portugués del Benfica cedido en el Basilea, Tomás Tavares.
Además, en una muestra en la confianza del club moscovita en el trabajo de su técnico, el Spartak renovó al español hasta 2025.
GUERRA Y PAZ
Mientras el fútbol ruso está en guerra con la FIFA y la UEFA debido a su exclusión de las competiciones europeas por la campaña militar, el equipo ucraniano se prepara para la fase de clasificación de la Eurocopa 2024.
Ucrania, que se quedó fuera del Mundial de Qatar en la repesca ante Gales, se enfrentará el próximo 26 de marzo a Inglaterra en el mítico Wembley.
Mientras, según la prensa, Rusia no tiene opciones de jugar en Alemania y se arriesga a perderse también el Mundial de EEUU, México y Canadá.
Por de pronto, como no tiene apenas con quien disputar amistosos, se enfrentará el 27 de marzo a Irak, según informó el diario “Sport-Express”.
Valery Karpin, seleccionador ruso, pone al mal tiempo buena cara. De hecho, se congratuló de que las dos estrellas del Zenit, Malcom y Claudinho, hubieran recibido hace una semana el pasaporte ruso de manos del presidente, Vladímir Putin.
La prensa local ya se frota las manos y no descarta que los brasileños jueguen con Rusia tras ser marginados por su país en el pasado Mundial.