La neozelandesa Georgina Beyer, la primera parlamentaria transexual reconocida en el mundo, falleció este lunes (06.03.2023), informó el Parlamento de Wellington. Beyer, de 65 años y que fue también pionera al convertirse en alcaldesa en 1995, sufría problemas de riñón desde hacía años, aunque no se han especificado las causas del fallecimiento en el hospital Mary Potter en Wellington.
“Hoy lamentamos la muerte de Georgina Beyer, la primera parlamentaria abiertamente transgénero. Georgina ha dejado una profunda huella en el Parlamento y extendemos nuestras condolencias a sus seres queridos”, dice un mensaje del Parlamento neozelandés en Twitter. El nuevo primer ministro, Chris Hipkins, que juró el cargo a finales de enero, dijo que Beyer dejó una impresión duradera en el parlamento. “Ciertamente creo que Georgina abrió un camino que ha hecho que sea mucho más fácil de seguir para otros”.
Elogios también desde el partido conservador
Nicola Willis, la líder adjunta del conservador Partido Nacional, recordó a Beyer como valiente y amable. “Veníamos de diferentes lados políticos, pero ella tenía el poder de romper la división”, escribió Willis en Twitter. En 2004, Beyer ayudó a aprobar una ley que permitía las uniones civiles entre personas del mismo sexo. Nueve años después, Nueva Zelanda aprobó una ley que permitía el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Nombrada miembro de la Orden del Mérito de Nueva Zelanda por la reina Isabel II en 2020 por sus servicios a la comunidad LGBTI, era conocida además de por su trabajo en la legalización de las uniones civiles y el matrimonio homosexual, por la despenalización de la prostitución.
De ‘drag queen’ y prostituta a diputada
Beyer, de ascendencia europea y maorí, se sometió a una operación de cambio de sexo en 1984 y trabajó como presentadora, artista “drag queen” y trabajadora del sexo antes de ganar las elecciones a la alcaldía de Carterton, una localidad en el norte de Nueva Zelanda, en 1995 y ser reelegida en 1998. Dimitió como alcaldesa para presentarse como candidata por el Partido Laborista al Parlamento en las elecciones de 1999, año en que contó su vida en el libro ‘Change for the Better’ (traducible como ‘cambio a mejor’) y consiguió un escaño, que renovó en 2002 y 2005.
Ante el Parlamento defendió la reforma legal sobre la prostitución en 2003: “Apoyo este proyecto de ley por todas las prostitutas que he conocido que han muerto antes de los 20 años debido a la inhumanidad y la hipocresía de una sociedad que nunca les dio la oportunidad de redimir cualesquiera que fueran las circunstancias que las hizo llegar a esa industria”.
Según la emisora Radio New Zeland, la exparlamentaria padecía una enfermedad crónica de riñón desde 2013 y recibió diálisis diarias hasta que recibió un trasplante en 2017. “Fue una campeona de los derechos humanos y la identidad de género”, indicó el parlamentario Shanan Halbert, en nombre del comité parlamentario laborista Arcoíris, dedicado a cuestiones LGTBI. “Se la echará mucho de menos, no sólo en la comunidad arcoíris, sino en toda Nueva Zelanda”, apuntó.
Fuente: Deutsche Welle