Tras el tiroteo ocurrido el pasado sábado en un centro comercial de Texas que se saldó con nueve muertos, la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, declaró este lunes que en EE.UU. se ha registrado más de una balacera al día en lo que va de año, por lo que volvió a instar al Congreso a endurecer el control de armas.
“Ayer, según los informes, fuimos testigos del tiroteo número 201 en este país este año. Esto significa que estamos promediando más de uno al día. Más de 200 tiroteos masivos en 128 días. Según estimaciones fiables, más de 14.000 personas han muerto este año por la violencia armada”, lamentó la vocera en una rueda de prensa.
Jean-Pierre calificó la situación como “una crisis” y reprochó al Congreso y, en particular, al Partido Republicano, que controla la Cámara de Representantes, por “negarse a abordar” la cuestión. “Estamos hablando del asesino número uno de niños en Estados Unidos, y los republicanos en el Congreso dicen que no hay nada que podamos hacer al respecto”, criticó.
Asimismo, la portavoz recordó los llamados del presidente Joe Biden para que el Congreso actúe frente al deterioro de la seguridad. En su declaración tras la balacera en Texas, Biden volvió a instar a los republicanos a cooperar con los demócratas para elaborar un anteproyecto que prohíba el porte de armas de asalto y cargadores de gran capacidad, ponga fin a la “inmunidad” de los fabricantes armamentísticos, incluya requisitos de almacenamiento seguro y establezca una verificación universal de antecedentes biográficos.
“Demasiadas familias tienen sillas vacías en sus mesas. Los congresistas republicanos no pueden seguir encogiéndose de hombros ante esta epidemia. No basta con tuitear pensamientos y oraciones”, aseveró el mandatario.
Por otra parte, Biden destacó los esfuerzos de su Administración para combatir la ola de tiroteos, asegurando que se logró “cierto progreso”. El presidente recordó que algunos estados ya prohibieron las armas de asalto, así como tomaron otras medidas para reforzar el control armamentístico, como la extensión de las llamadas leyes de bandera roja (‘red flag laws’, en inglés). Dichas normas permiten a un tribunal ordenar la confiscación temporal de un arma de fuego a una persona que considere que puede suponer un peligro para los demás o para sí misma.