Apenas entró en el edificio blanco de bloques donde la dictadura militar argentina la retuvo durante un mes, Julieta González comenzó a tener recuerdos, como escenas retrospectivas en una película.
Veía manchas de sangre en los colchones. Escuchaba gritos mientras estaba dentro de su celda. Recordaba ser forzada a lavar la sangre que había quedado en los autos. Un abuso sexual interminable.
Las mujeres transgénero como González a menudo fingían estar dormidas cuando aparecía un guardia en medio de la noche, recordó.
“Siempre la que pagaba el pato era yo”, recuerda González, de 65 años, mientras habla con los periodistas de The Associated Press que la acompañaron durante una visita a la celda donde estuvo detenida alguna vez. “Yo era más joven”, agrega.
González y otras cuatro mujeres transgénero testificaron en abril, durante un juicio contra exagentes de seguridad por cargos de crímenes de lesa humanidad, sobre la represión que sufrieron, como violaciones y torturas.
Fuente: AP