Es su imputación más seria y, hablando de Donald Trump, eso son palabras mayores. El expresidente de EEUU ha sido detenido este jueves a su llegada al juzgado de Washington, donde va a declarar por sus cuatro cargos en relación a su papel en la revuelta en el Capitolio en 2021.
De los cargos que se le acusan sobresalen dos elementos centrales, “obstruir” y “conspirar” contra la democracia misma. Un hito más en un presidente acostumbrado a hacer historia y no para bien.
Después de pasar por el banquillo para declarar por el ‘caso Stormy Daniels’ y sus maniobras para acallar a la actriz porno, de hacer lo propio por la posesión de documentos clasificados en su residencia personal, por lo que está acusado de hasta 37 cargos y de ser condenado por abuso sexual contra la escritora E. Jean Carroll, la Justicia ha abierto un nuevo frente contra el magnate.
Ahora, como ocurrió en todas aquellas citas, se espera que se declare ‘no culpable’, aunque en las horas previas ha ido sacando pecho por su imputación. Algo así como un precio a pagar por su ‘lucha’ por una causa justa… la suya.
En la cada vez más poblada agenda judicial de Trump esta es la acusación más grave, también en términos presidenciales para quien aspira a la reelección en 2024. Grave, pero no eliminatoria, porque, aún en el caso de que fuera condenando en un juicio que se espera precisamente para 2024, Trump podría ser también elegido presidente.
No hay ley que impida ser candidato, ganar las elecciones y hasta jurar el cargo estando en prisión. Y, apuntan los expertos, de darse ese caso extremo, es muy probable que Trump se intente indultar a sí mismo.
Ahora afronta cuatro cargos que, de ser probados, conllevarían altas penas de cárcel. Conspirar para defraudar a EEUU (hasta cinco años); conspirar para obstruir un procedimiento oficial (hasta 20 años); obstruir e intentar obstruir un procedimiento oficial (hasta 20 años) y conspirar contra derechos (hasta 10 años). Suma y sigue…
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