Se trata del primer hito de la legislatura después de la celebración de elecciones generales el pasado 23 de julio, que arrojaron un resultado incierto: los bloques de derecha e izquierda quedaron empatados en escaños, lo que ha hecho que los 7 diputados de Junts sean decisivos tanto para constituir el órgano que preside la Cámara baja, como para lograr una investidura de presidente del Gobierno.
Así, la política española se encuentra pendiente de la decisión que tome la formación de Puigdemont, cuya Ejecutiva tiene previsto reunirse el jueves por la mañana, inmediatamente antes de la cita en el Congreso que dará inicio a la legislatura.
Junts, entre la radicalidad y la moderación
El ala más moderada de Junts es partidaria de negociar la investidura del candidato socialista y presidente en funciones Pedro Sánchez, a cambio de avances en el autogobierno y medidas de alivio de la persecución penal de quienes participaron en el referéndum de autodeterminación ilegal de 2017.
Por el contrario, el sector más radical exige pactar un referéndum de autodeterminación, así como la amnistía para todos los condenados o procesados por hechos relacionados con el intento de sedición de hace seis años. Aquí es donde se enclava precisamente la postura de Puigdemont, que sigue liderando su formación desde su autoexilio de Waterloo, donde se refugió para eludir la acción de la justicia española.
Este miércoles por la mañana el expresidente catalán ha dicho a través de sus redes que “son necesarios hechos comprobables antes de comprometer ningún voto“, en el marco de las negociaciones para la Mesa y para la investidura.
Los socialistas descartan el referéndum de autodeterminación
Desde el Gobierno en funciones del presidente socialista se ha descartado con rotundidad la negociación de un referéndum de autodeterminación. De hecho, se descarta la atención a cualquier petición que, bajo su consideración, quede fuera del marco constitucional.
Otras propuestas sobre las que sí podría darse un debate son el establecimiento de un nuevo Estatuto de autonomía y la implementación del uso del catalán en el Congreso de los Diputados.
Especialmente abiertos estarían a este último planteamiento, que llega justo dos semanas después de que la ministra de Trabajo en funciones y líder de Sumar, Yolanda Díaz, anunciara que llevaría a esa propuesta al Congreso para tramitar una reforma de su reglamento que incluya el uso de las lenguas cooficiales, como el catalán.
En cualquier caso, los socialista prefieren centrarse en primer lugar en las negociaciones para conformar la Mesa del Congreso y postergar las de la investidura, puesto que el órgano es clave para controlar los tiempos parlamentarios y tramitar los asuntos que se debatirán en la Cámara.
¿Qué papel jugaría Francina Armengol?
El último movimiento del Partido Socialista se produjo este martes, cuando lanzó como su candidata a presidir el órgano del Congreso a la diputada socialista Francina Armengol, de 52 años, quien fue hasta mayo presidenta de las Islas Baleares y que gobernó durante 8 años en coalición con grupos nacionalistas.
La elección de Armengol es un claro gesto hacia los partidos independentistas catalanes, con quienes la política balear mantuvo más que cordiales relaciones durante sus mandatos, con un perfil pactista bien visto también por otros posibles socios de Sánchez.
¿Y ahora qué?
La difícil aritmética parlamentaria, salida de las urnas el pasado 23 de julio, deja una parte clave del devenir de la legislatura en manos de Junts per Catalunya.
El Partido Socialista, junto a sus socios, entre los que se encuentran Sumar, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y Partido Nacionalista Vasco (PNV), conforman el bloque progresista que alcanza los 171 escaños, de los 350 que tiene la Cámara baja española, los mismos que la suma del Partido Popular (PP), el ultraderechista Vox y Unión del Pueblo Navarro (UPN).
Si Junts no apoya a ninguno de los dos bloques, la presidencia de la Mesa del Congreso la decantaría el único diputado de Coalición Canaria (CC), que actualmente gobierna en su región con el PP.
Una situación similar se producirá semanas después, cuando se vote la investidura de un presidente para elegir entre Pedro Sánchez y el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo.
Sánchez necesitará al menos de la abstención de Junts y el apoyo de CC, mientras que Feijóo se encuentra en la misma tesitura. Si ninguno consigue más síes que noes en dos meses, se procederá a disolver las Cortes y a la convocatoria de nuevos comicios, que llegarían a finales de año.
Fuente RT