El gigante tecnológico se encuentra ante un panorama en la industria que ha cambiado dramáticamente, desde que sus creadores, Larry Page y Sergey Brin, fundaran la empresa en 1998.
En aquel entonces, Google solo era un motor de búsqueda y durante sus primeros meses tuvo como sede el garaje de Susan Wojcicki, la que sería jefa de YouTube (2014-2023).
No necesitas que te diga lo bien que funcionó desde entonces este buscador. Pasó poco tiempo para que googlear se convirtiera en verbo.
Aciertos y errores
Correo electrónico y teléfonos inteligentes, software y hardware, automóviles sin conductor, asistentes digitales, YouTube: Google ha generado (y adquirido) cientos de productos y servicios. No todos han funcionado.
Hay 288 proyectos retirados según el recuento del sitio web Killed by Google (“asesinado por Google”), incluida la plataforma de juegos Stadia y los económicos auriculares VR Google Cardboard.
La pregunta ahora es si Google podrá mantener su omnipresencia en el mundo de la IA que está en una rápida evolución.
Ha habido rumores, incluso desde dentro de la compañía, de que se ha quedado atrás. Un memorando de un ingeniero de Google que se filtró en internet decía que la empresa no tiene una “salsa secreta” de IA y no está en condiciones de ganar la carrera.
Este sentimiento se vio alimentado aún más por la batalla de los chatbots.
ChatGPT
La primera vez en que muchas personas interactuaron conscientemente con la IA (y quedaron impresionados) fue con ChatGPT, el chatbot que irrumpió en el mundo en noviembre de 2022.
Su creador, OpenAI, ha recibido miles de millones de dólares en inversiones de Microsoft, que ahora lo está incorporando a sus propios productos, incluido el motor de búsqueda Bing y la plataforma de ofimática Office 365.
ChatGPT ha sido apodado el “asesino de Google” por la forma en que puede responder una pregunta al instante, en lugar de mostrar páginas y páginas de resultados de búsqueda.
Utiliza una arquitectura de procesamiento de lenguaje llamada “transformador” que en realidad fue inventada por Google. Pero cuando esta compañía lanzó unos meses más tarde su propio chatbot, Bard, no tuvo ni de lejos el mismo impacto.
Bard fue lanzado con un enfoque sorprendentemente cauteloso. No era para menores de 18 años, indicó el gigante tecnológico, y un alto ejecutivo me lo describió como “un experimento”.
Quizás parte de su precaución se debe a una situación extraña que precedió a Bard.
BBC Mundo