Fanáticos del actor estadounidense Matthew Perry lo recordaron como alguien que siempre fue un amigo, cuando se reunieron este domingo frente al edificio de apartamentos de Nueva York utilizado en el rodaje de la exitosa serie.
“Crecí viéndole”, dijo Taylor Lanthier, de 26 años, una de los participantes en la peregrinación, en la que muchos dejaron flores y cartas de despedida.
El actor de 54 años fue encontrado muerto el sábado, y su deceso da testimonio del poder de permanencia de “Friends”, serie que se emitió entre 1994 y 2004 y que sigue viva para todas las generaciones en retransmisiones y servicios de streaming.
La llovizna no impidió que los visitantes presentaran sus respetos en la reconocible esquina del barrio de moda de West Village donde se asienta el edificio de seis plantas, adornado al estilo clásico neoyorquino con una fachada de ladrillo y escaleras de incendios metálicas.
“Estoy seguro de que se pueden encontrar historias de gente que se muda a Nueva York por la serie ‘Friends’”, afirmó Chris Triebel, de 39 años, que dirige visitas guiadas enfocadas en series de televisión y películas rodadas en la ciudad.
Y parte de ello se debería al personaje Chandler de Perry, él mismo un veinteañero sarcástico que durante mucho tiempo se resistió a crecer. “Ha tenido un papel muy importante en mi vida y siempre me ha hecho reír mucho. Es triste enterarme de su muerte”, dice Lanthier.
“Sólo quería presentar mis respetos”, dijo y puso una rosa amarilla junto a una nota dejada por otro persona en la que se leía “Gracias por todas las risas”.
Como gran parte de la cultura pop estadounidense, la serie ha sido reevaluada por algunos en los últimos años, criticada por su falta de diversidad o por la realidad simple y aséptica que presentaba.
También se rodó en California, y el edificio del número 90 de Bedford Street en Nueva York se utilizó como escenario.
Sin embargo, nada de eso impidió que el barrio del West Village se convirtiera en un lugar de interés para gente de todas las generaciones, que llevan años haciendo el recorrido hasta el edificio, aunque Central Perk, la cafetería neoyorquina donde los amigos pasaban el tiempo, también fuera producto de la imaginación de los guionistas.
“Es solo un show alegre”, dice Eva, una estudiante de 16 años que vive cerca de allí. “Era algo que veía cuando estaba triste o simplemente si quería reírme un rato”, agregó.
Triebel, el guía turístico, ya había planeado una parada en el exterior del edificio antes de la muerte de Perry, aunque la noticia le dio a la visita un aire sombrío. “Es alguien que definitivamente se ha ido demasiado pronto”, dijo.
Infobae