La Inteligencia de Estados Unidos concluyó que, en base a conversaciones interceptadas, con la venia de Moscú, Siria proveerá a los terroristas de Hezbollah, en El Líbano, sistemas de defensa aérea que el grupo paramilitar Wagner tiene en territorio sirio, en el marco de sus operaciones de respaldo al dictador Bashar al-Assad, reportaron CNN y The Wall Street Journal.
Puntualmente, los wagneritas planean enviar SA-22, también conocidos como Pantsir, que desde un vehículo militar, con misiles antiaéreos y fusiles de defensa, permiten interceptar aviones, drones y municiones guiadas de precisión enemigas.
Esta participación de Rusia en el conflicto se da en un momento clave para Israel en el que sus Fuerzas de Defensa lograron adentrarse exitosamente en Gaza y dividir el norte en dos zonas, para facilitar los combates y ataques contra Hamas.
Frente a este fuerte avance de la ofensiva del Ejército, las milicias terroristas de la región -como la Yihad Islámica, los hutíes de Yemen y Hezbollah- han también intensificado sus ataques contra Tel Aviv.
Es por ello que, con la llegada de los SA-22, el grupo armado libanés podría estar lo suficientemente fortalecido como para concretar sus amenazas e ingresar formalmente en el conflicto, abriendo así un segundo frente de combate para Israel.
Tanto Hezbollah como Hamás forman parte del Eje de la Resistencia, liderado por Irán que, a su vez, es un antiguo aliado de Rusia y cuyo vínculo se ha estrechado en los últimos meses.
Desde que Teherán se enfrentó a la ola de protestas que se desataron tras la muerte de una joven kurda en manos de la Policía de la Moral, y ante la necesidad de Moscú de hacerse con armas para continuar con su ofensiva sobre Ucrania, los mandatarios han intensificado los diálogos y envíos de armamento.
Irán se convirtió en uno de los principales proveedores de drones y se sumó, también, como cooperador en la construcción de una fábrica en Rusia para la fabricación de miles de estos aviones no tripulados. Ahora, entonces, sería el turno de Putin de devolverle el favor a su amigo y asistir a Hezbollah en la lucha -un actor con el que, de todas formas, mantiene un “fuerte vínculo operativo” que data de las operaciones en Siria, años atrás-. “No es ningún secreto que esa relación continúa”, señaló el experto Charles Lister.
“Los conflictos de Ucrania en Oriente Medio tienen vínculos claros. Desde que cortamos los medios tradicionales de Rusia para abastecer a su ejército, ha recurrido cada vez más a Irán en busca de ayuda. A cambio, Moscú ha suministrado a Irán tecnología militar cada vez más avanzada, lo que supone una amenaza para la seguridad de Israel”, sumó por su parte el secretario de Estado, Antony Blinken.
Así, aunque Moscú se esfuerce por mantenerse al margen de este conflicto -el pasado jueves recibió a autoridades de Teherán y Hamás pero aseguró que fue en el marco de las negociaciones por la liberación de los rehenes rusos- lo cierto es que su influencia sobre Oriente Próximo es mucho mayor a la que se cree.
Rusia mantiene, desde la era soviética, su apoyo al nacionalismo palestino. Desde entonces ha entrenado a combatientes y hasta armó a los países árabes que se enfrentaron con Israel en 1973. Si bien Benjamin Netanyahu solía llamar a Putin su “viejo amigo” y admira el potencial regional de su nación, Moscú ha estado más tiempo del lado de Siria e Irán que de Tel Aviv.
Inclusive, funcionarios europeos denunciaron ante la ONU que los rusos “son los que más se benefician del escenario actual” ya que han podido acercar posiciones con naciones críticas a Israel.
Esto quedó expuesto cuando la última semana vetó junto a China una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que pedía el cese de armamento a Hamas, pausas en los combates y protección a los civiles.
Después de todo, Putin necesita sacar provecho de esta inestabilidad y -por lo menos intentar- distraer a Occidente, especialmente a Estados Unidos, o, inclusive, verlo derrotado en este frente.
Infobae