En Noviembre del 2022 y noviembre del 2023 han ocurrido dos eventos atmosféricos que han puesto en evidencia la falta de cultura de prevención que existe en la República Dominicana ante los fenómenos naturales.
El 4 de noviembre del 2022 y el 18 de noviembre del 2023 serán días que no pasarán desapercibidos para los dominicanos, debido a la gran cantidad de vehículos ahogados, viviendas inundadas, desbordamiento de ríos y cañadas, además de las decenas de muertes que han provocado estos aguaceros.
El año pasado una lluvia sorpresiva hizo colapsar la capital de la República, provocando la muerte de nueve personas, con la promesa de las autoridades de buscar soluciones para evitar que otra situación como la de ese entonces, se pudiera repetir.
Sin embargo, las lluvias del fin de semana volvieron a hacer colapsar, no solo a Santo Domingo, sino a varias partes del Sur y Noroeste de la nación, con dirigentes de la oposición acusando al Gobierno de no dar la magnitud necesaria a las lluvias que ya se esperaban desde hace varios días.
Desde mediados de semana, las autoridades informaron sobre las fuertes lluvias que caerían en el país durante el fin de semana, sin embargo, no se tomaron las medidas necesarias para evitar menos daños, como la declaración de alerta roja para el Gran Santo Domingo el viernes o la suspensión de las labores el sábado.
Durante este fin de semana, la gran circulación de personas fue evidente en las calles, los comercios se encontraban laborando de manera normal, por lo que muchos entienden que el decreto del presidente Luis Abinader, declarando día no laborable el domingo, fue tardío.
Cada vez que aguaceros azotan al país se mencionan la falta de radares Dopler en el país para poder monitorear de una manera más efectiva los fenómenos atmosférico, pero los mismos nunca son adquiridos.
Otro elemento que se repite en cada ocasión que un aguacero causa destrozos como los de este fin de semana, es la falta de limpieza de los alcantarillados e imbornales, y la necesidad de un eficiente drenaje pluvial, principalmente en el Gran Santo Domingo.
Las autoridades dominicanas confirmaron el domingo la muerte de al menos 21 personas como consecuencia de las lluvias que afectan al país desde el pasado viernes y que ha descargado el mayor volumen de agua registrado jamás en el país caribeño.
Este disturbio tropical, según afirmó el presidente Luis Abinader en una rueda de prensa, es “el evento de mayor precipitación fluvial jamás registrado en el país” y sigue en desarrollo.
En las últimas 24 horas han caído hasta 431 milímetros en áreas determinadas de la región sur y suroeste así como en el Gran Santo Domingo, el doble del volumen registrado en una tormenta de noviembre de 2022 que también causó estragos, aunque de menor gravedad.
Hasta el momento se están tomando diversas medidas para mitigar los efectos del desastre, como la suspensión de las clases hasta el miércoles para poder evaluar el estado de las escuelas, y también se revisan las dependencias de salud, aunque no dejarán de dar servicio en ningún momento, explicó el mandatario.
Ante la persistencia de las condiciones meteorológicas y la saturación de los suelos por las lluvias de las dos últimas jornadas, el Centro de Operaciones de Emergencia (COE) mantiene 30 provincias en alerta por posibles crecidas de ríos, arroyos y cañadas, así como inundaciones repentinas o urbanas.
En alerta roja se encuentran Pedernales San Juan, Barahona, Azua, San José de Ocoa, Bahoruco, Hato Mayor, Independencia, Elías Piña, San Cristóbal, Peravia, Sánchez Ramírez, el Distrito Nacional, Santo Domingo y Duarte (en especial el Bajo Yuna).
En nivel amarillo están Dajabón, Monseñor Nouel, La Vega, Espaillat, Monte Plata, San Pedro de Macorís, Samaná, María Trinidad Sánchez, El Seibo y La Romana, mientras que en alerta verde están las provincias de Hermanas Mirabal, Santiago, Santiago Rodríguez, La Altagracia y Puerto Plata.