Las precampañas presidenciales de México comenzaron esta semana con la oficialista Claudia Sheinbaum, exjefa de Gobierno de la Ciudad de México, como líder de una contienda en la que la oposición está representada por la senadora Xóchitl Gálvez y el gobernador de Nuevo León, Samuel García.
A casi seis meses de las elecciones generales, las encuestas le otorgan a Sheinbaum una intención de voto que ronda el 50 %, en tanto que Gálvez alcanza el 30 % y García, el 11 %. En ambos casos, los opositores solicitaron licencias de sus cargos para poder encarar sus campañas.
Las tres candidaturas fueron confirmadas la semana pasada con miras a los comicios del próximo 2 de junio en los que la ciudadanía elegirá presidente, 128 senadores, 500 diputados federales, nueve gubernaturas, 31 congresos locales, 1.580 ayuntamientos, 16 alcaldías y 24 Juntas municipales. Será la elección más grande de la historia de México.
De acuerdo con el calendario electoral, las precampañas comenzaron oficialmente el lunes y culminarán el 18 de enero. Luego, las campañas formales se realizarán del 1 de marzo al 29 de mayo. Finalmente, quien gane asumirá el 1 de octubre de 2024 en una ceremonia en la que Andrés Manuel López Obrador le entregará la banda presidencial.
La posibilidad de un cuarto candidato presidencial se cerró definitivamente la semana pasada, luego de que el excanciller Marcelo Ebrard terminara con semanas de rumores y confirmara que no abandonaría el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) –partido fundado por López Obrador– para postularse por Movimiento Ciudadano.
Las versiones sobre su posible pase a la oposición estallaron luego de que perdiera frente a Sheinbaum la candidatura de Morena en un proceso interno que impugnó y calificó como “ilegal”, pero que no logró revertir.
La favorita
Sheinbaum, una científica de 61 años, es la candidata de la coalición Juntos Hacemos Historia que integran Morena y los partidos del Trabajo (PT) y Verde Ecologista de México (PVEM).
En el camino a la presidencia, es vital el apoyo público que ha recibido por parte de López Obrador, un mandatario que durante todo su Gobierno ha tenido niveles récord de popularidad.
A principios de septiembre, en un polémico proceso en el que Ebrard denunció “fraude”, la exjefa de Gobierno de la Ciudad de México fue designada Coordinadora de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación, un eufemismo creado para evitar las sanciones de las autoridades electorales, ya que todavía no podía denominarse formalmente como candidata presidencial.
Desde entonces se dedicó a recorrer el país y se comprometió a continuar los valores y compromisos de López Obrador.
El viernes pasado, justo dos días de que se registrara formalmente como candidata única de la alianza oficialista, se casó de manera sorpresiva con su pareja, el matemático Jesús María Tarriba.
Sheinbaum, quien tiene dos hijos producto de su anterior matrimonio con el líder político Carlos Ímaz, ha encabezado de manera consistente las encuestas, a pesar de que sus críticos intentan denostarla con el argumento de que es manejada por López Obrador.
La rival
Gálvez, una ingeniera y empresaria de 60 años, se registró el pasado domingo como candidata presidencial única de la coalición Fuerza y Corazón de México que integran los partidos Revolucionario Institucional (PRI); Acción Nacional (PAN); y de la Revolución Democrática (PRD).
Antes, al igual que ocurrió en el caso de Sheinbaum, Gálvez comenzó su campaña desde septiembre pasado pero con un eufemismo, ya que fue designada como Responsable de la Construcción del Frente Amplio por México porque legalmente todavía no podía presentarse como candidata.
La euforia inicial que desató su lanzamiento electoral en la oposición fue decayendo con el paso de las semanas, debido, entre otros motivos, a disputas internas de los partidos que la postulan o a escándalos por las acusaciones de plagio de su tesis de licenciatura.
Pesó, además, su negativa a renunciar a su cargo como senadora, a pesar de que ya estaba en plena campaña. Recién la semana pasada pidió licencia. También recibió fuertes críticas por la publicidad que hizo de su ayuda a los damnificados del Huracán Otis en Acapulco.
Esta semana, la candidata quedó envuelta en una polémica por apoyar a Javier Milei, el líder ultraderechista que ganó la elección presidencial de Argentina y cuyos postulados contradicen a Gálvez, quien se presenta como una política de derecha “moderada”.
La candidata, que el lunes comenzó su precampaña con una caminata que bautizó “Marcha de la esperanza”, descalifica los estudios de opinión que la colocan por detrás de Sheinbaum, con una amplia diferencia de alrededor de 20 puntos. Además, suele denunciar que el Gobierno de López Obrador está apoyando de manera ilegal la campaña de su rival.
El finalista
Samuel García, gobernador con licencia de Nuevo León, un estado ubicado en el norte de México, fue el tercer y último candidato confirmado para las elecciones presidenciales de 2024.
A sus 36 años, el político logró ser ungido como candidato único del partido Movimiento Ciudadano, que la semana pasada, después de meses de especulaciones, desestimó las postulaciones de otros siete aspirantes.
De esta forma quedaron fuera de la contienda la senadora Indira Kempis; la activista ambiental Lorena Romo Vite; el presidente de la Asociación Mexicana de Orientación Naturista, Francisco Javier Rodríguez Espejel; y los ciudadanos que aspiraban a representar a la sociedad civil, Javier Gerardo Limones, Ana María Moreno Hernández, Benjamín Antonio Russek de Garay y Ernesto Miguel Sánchez Ruiz.
El lunes, al iniciar su campaña, García se mostró optimista en revertir las encuestas, ya que recordó que hace dos años, en las elecciones para la gubernatura de Nuevo León, y contra todos los pronósticos, logró mandar a Morena al cuarto lugar.
Uno de los principales activos de García es su esposa, Mariana Rodríguez Cantú, una empresaria y popular influencer que cuenta con millones de seguidores en redes sociales.
Otro factor que consolidó su campaña fue la negativa de Ebrard a postularse al amparo del Movimiento Ciudadano, ya que de lo contrario ambos hubieran protagonizado una nueva interna.