Gaza, 22 nov (EFE).- Una habitación con aire acondicionado y un baño son algunas de las infraestructuras que el Ejército israelí mostró este miércoles a EFE en un túnel utilizado por Hamás y escondido bajo el hospital Al Shifa, en la ciudad de Gaza, reducida a escombros y con civiles aterrorizados huyendo hacia el sur de la Franja.
En la ciudad de Gaza hay casi tantos tanques israelíes como edificios aún en pie.
Imponentes torres, complejos residenciales y hoteles frente al mar partidos al medio, con restos de vidas humanas -sábanas, maletas, sofás- asomando por huecos que, antes de los bombardeos del último mes y medio, solían ser ventanas.
Una ciudad fantasma
La guerra entre Israel y el grupo islamista Hamás la ha convertido en una ciudad fantasma, donde el sonido de las bombas, los aviones y las ametralladoras ha reemplazado al de los mercados, las calles y su gente.
Ya no se huele el falafel ni el humo de la narguile. Huele a tierra, a metal y a muerte.
Los pocos que siguen aquí están siendo evacuados, por vías específicas y portando banderas blancas. Entre los escombros se vislumbra un grupo de poco más de 100 palestinos, parados en filas, casi inmóviles.
En el corazón de la ciudad de Gaza se encuentra el hospital Al Shifa, el más importante de toda la Franja y cuyo perímetro y parte de su interior está controlado por las tropas israelíes desde hace más de una semana.
El centro médico alberga aún a unos mil gazatíes: 300 pacientes y personal médico y 700 desplazados.
El Ejército israelí ha organizado una visita al hospital para un reducido grupo de medios, incluido EFE, que entraron empotrados bajo la condición de presentar el material al Ejército previamente a su publicación.
Este inusual acceso al enclave se produce en la víspera de la entrada en vigor de un alto el fuego temporal de cuatro días durante los cuales tendrá lugar un intercambio de rehenes por palestinos presos en cárceles israelíes.
Un túnel bajo el hospital
La visita no es sin embargo al interior del Al Shifa sino debajo de él, a un túnel hallado en los últimos días y al que hasta este miércoles ningún medio había tenido acceso.
Se trata de una infraestructura subterránea compleja, angosta y oscura, a pocos metros de profundidad, y que cuenta con un baño, una pequeña cocina y una pequeña habitación con electricidad y hasta aire acondicionado.
“Este túnel fue utilizado por Hamás para esconderse y posiblemente como un centro de comando y control”, dice a EFE Elad Tsury, comandante de la brigada del Ejército israelí que halló esta estructura subterránea.
El túnel fue inspeccionado mediante un dron que porta cámaras, y actualmente cuenta con una presencia militar permanente dado que forma parte de una amplia red subterránea que se extiende incluso fuera de la ciudad, explica Tsury, que denuncia además que los combatientes de Hamás lo empleaban para protegerse de los ataques israelíes ya que sabían que el hospital no sería bombardeado desde el aire.
A pocos metros de la boca del túnel y de otro lado de un montículo de arena, una familia de gazatíes espera sentada la llegada de uno de los pocos médicos que siguen en el Al Shifa. Otros miran desde una ventana a los niños que corretean y juegan con gatos raquíticos que intentan robar comida.
El Ejército israelí ha desplegado también junto al hospital una enorme cantidad de armamento, incluyendo decenas de ametralladoras y granadas y varios drones. Dicen que esto es solo lo que han encontrado en el hospital y sus inmediaciones en las últimas 48 horas, y que hay mucho más.
“El principal centro de terror”
El Al Shifa, dice a EFE durante la visita el portavoz militar, Daniel Hagari, “es el principal centro de terror” de Hamás en el norte de Gaza y posee “el más extenso sistema de túneles” en la Franja, algo que las autoridades del hospital y del Ministerio de Sanidad gazatí han negado en múltiples ocasiones.
“Utilizar un hospital como escudo humano es la doctrina de Hamás y estos túneles que habéis visto salen a la calle. Salen a una mezquita y a una escuela, y desde ahí los terroristas hacen sus misiones y regresan”, agrega.
El Ejército tiene además la certeza de que el hospital albergó a algunos de los más de 240 rehenes capturados durante el brutal ataque del grupo islamista en suelo israelí el pasado 7 de octubre, que dejó más de 1.200 muertos y desencadenó una guerra que se ha saldado también con más de 14.000 fallecidos en Gaza.
Durante la última semana, han recuperado, en las inmediaciones del hospital, los cadáveres de dos mujeres israelíes secuestradas. Una de ellas, la joven soldado Noa Marziano, habría sido ejecutada dentro del Al Shifa, según Hagari, quien dice tener “pruebas contundentes” que respaldan su acusación, aunque no las mostró.
Los civiles continúan huyendo
A pasos del hospital, entre montañas de basura y chatarra, hay también un grupo de civiles palestinos sentados en un bus esperando para ser evacuados al sur.
El pánico en sus rostros es evidente y las cámaras y las miradas atentas de los soldados y sus tanques los intimidan, pero aún así algunos aceptan hablar.
“¿Qué podemos hacer? Esto es contra mi voluntad, no queremos salir de Al Shifa”, se queja por una ventana entreabierta Ahmad Awad Yarbúa.
“La administración, los médicos y los enfermeros ya no están. Nos obligan a ir al sur a hacer diálisis, qué podemos hacer”, añade, y explica que su nuera padece de insuficiencia renal y hace cuatro días no recibe tratamiento.
Algunos asientos más atrás, Hanaa, una palestina que se encontraba desplazada en el hospital desde el comienzo de la guerra, comenta haber visto “miedo y preocupación”. “Queremos vivir, queremos una vida independiente”, cierra.