El papa Francisco hará al menos dos viajes en 2024, uno a Bélgica y otro a varios países asiáticos, Timor Oriental, Papúa Nueva Guinea e Indonesia, mientras que su visita a la Argentina es aún “una hipótesis” que podría avanzar tras el encuentro del pontífice con el presidente Javier Milei, el mes próximo en el Vaticano.
Así lo revela el propio Pontífice en una entrevista concedida al diario italiano “La Stampa” al ser consultado por sus viajes de este año: “Uno en Bélgica, otro en Timor Oriental, Papúa Nueva Guinea e Indonesia, en agosto; luego está la hipótesis Argentina, pero la tengo por ahora ‘entre paréntesis’: la organización de la visita aún no ha comenzado”.
En el mismo reportaje, Francisco aseguró que no se molestó con las críticas de Milei, quien cambió su actitud luego de ganar las elecciones y lo ha invitado públicamente a visitar la Argentina, un convite que reiterará en persona cuando se encuentren en el Vaticano el próximo 12 de febrero.
“No me molestaron, las palabras en campaña electoral van y vienen”, responde cuando le preguntan si se sintió ofendido por las duras acusaciones de Milei, que pese a ser católico, abrazó el judaísmo en los últimos meses.
“Antes de las canonizaciones es costumbre el saludo con las autoridades en la sacristía. Además, sé que pidió una cita para una entrevista conmigo, así que acepté, nos veremos. Y estoy dispuesto a iniciar un diálogo -de palabra y de escucha- con él, como con todos”, añadió.
Según fuentes del gobierno argentino, el mismo día 11 de febrero será recibido por la presidenta del Consejo de Ministros de Italia, Giorgia Meloni, en el Palacio Chigi, sede del Ejecutivo italiano, mientras que la audiencia con Francisco tendrá lugar al día siguiente.
Será el primer encuentro entre ambos después de que Milei lo atacara en diversas ocasiones en su campaña electoral, pero tras ganar las elecciones, Francisco conversó con él por teléfono y le hizo llegar un rosario bendecido.
El presidente le escribió una carta, que la canciller entregó al emisario del Vaticano, en la cual le transmitía el “filial afecto del pueblo argentino” y le invitaba a visitar su país natal. “Su presencia y su mensaje contribuirán a la tan deseada unidad de todos nuestros compatriotas y nos brindará la fuerza colectiva necesaria para preservar nuestra paz y trabajar por la prosperidad y el engrandecimiento de nuestra querida República Argentina”, aseguró el jefe de Estado argentino en la carta.
Milei estará en el Vaticano junto a la comitiva que viajará a Roma para la canonización de María Antonia de Paz y Figueroa, conocida popularmente como Mama Antula, prevista para el domingo 11 del mes próximo: se trata de la primera santa argentina. Según trascendió, el presidente sería recibido antes de eso por el Papa para luego sí encontrarse a solas al día siguiente, en lo que será el primer mano a mano después de una campaña que incluyó, por parte de Milei, durísimos cuestionamientos.
Tras la reunión, tendría un almuerzo con su par italiano, Sergio Mattarella. Y más tarde una cumbre con Giorgia Meloni, la presidenta del Consejo de Ministros. En paralelo, la canciller Diana Mondino, que será parte de la comitiva, prevé encabezar una ronda de reuniones con empresarios.
Milei tiene en agenda viajar primero a Israel para después sí desembarcar en Roma. Será, en ese sentido, una verdadera prueba de fuego tras los cuestionamientos que hizo en la campaña a la figura papal, a pesar de que pidió perdón en reiteradas oportunidades y de que tuvo un breve intercambio telefónico con Francisco a través de su oftalmólogo.
Según supo este medio, se analiza además por estas horas en Cancillería la continuidad o no de Francisco Sánchez, el elegido para ocupar la Secretaría de Culto que todavía no presentó los papeles para el trámite burocrático necesario para la designación oficial. Fuentes oficiales abundaron en que Mondino aún define qué hacer después de que se filtraran viejos tuits del dirigente neuquino con fuertes críticas al Papa: ni la canciller ni ningún funcionario había rastreado las redes sociales, y no preveían el revuelo que se armó, a pesar de que Sánchez al final pidió perdón.