Después de años de negociación y de cambios, la Unión Europea ya tiene su Ley de Inteligencia Artificial (IA). Con 523 votos a favor y solo 46 en contra, que entrará en funcionamiento en su totalidad a mediados de 2026. A estas alturas, lo único que queda es que los Estados miembro den su visto bueno al texto definitivo, algo que a estas alturas es poco más que un mero trámite, y que este aparezca publicado en el Diario Oficial de la UE; algo que ocurrirá, seguramente, antes de verano. Hecho esto, el reloj comenzará a correr para su plena aplicación en un plazo de dos años.
«Finalmente tenemos la primera ley vinculante del mundo sobre inteligencia artificial, para reducir riesgos, crear oportunidades, combatir la discriminación y aportar transparencia. Gracias al Parlamento, se prohibirán en Europa prácticas inaceptables de IA y se protegerán los derechos de los trabajadores y los ciudadanos», ha afirmado el eurodiputado italiano Brando Benifei, coponente de la ley.
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«La Ley de IA es un punto de partida para un nuevo modelo de gobernanza construido en torno a la tecnología. Ahora debemos centrarnos en la aplicación práctica de la legislación», ha destacado, por su parte, el otro ponente de la norma, el rumano Dragos Tudorache.
La Ley de IA no busca regular la tecnología como tal; sino garantizar que su empleo en el mercado europeo sea seguro y acorde a los derechos de los ciudadanos. Por eso mismo, los sistemas se clasifican en distintos grupos en función de su potencial peligrosidad. Y algunos quedan prohibidos. Ese es el caso de aquellos que están destinados a la puntuación social -que se aplica en países como China-, la categorización biométrica de los ciudadanos para diferir raza, credo o ideología o el reconocimiento de emociones en el lugar de trabajo y en las instituciones educativas.