Barrios enteros del sur de Brasil permanecían este lunes bajo el agua, por las inéditas inundaciones que han causado la muerte de 84 personas y forzado a miles a dejar sus casas por helicóptero, bote o directamente a nado.
Más de 46.000 personas han sido rescatadas y cerca de 150.000 han tenido que abandonar sus hogares, según los datos oficiales más recientes, desde que empezaron las peores inundaciones de la historia de Rio Grande do Sul, estado fronterizo con Uruguay y Argentina.
Después de pasar cuatro días aislada, Suzana Martins, representante comercial de 50 años, tuvo que “salir nadando de su casa” ubicada en un barrio residencial de la capital regional de Porto Alegre, ciudad de 1,3 millones de habitantes.
Los vecinos le dieron un colchón inflable de los que se usan en la piscina para colocar encima mochilas con ropa y al perro, mientas que ella y su hijo seguían a nado.
“El agua llegaba hasta el cuello y no había botes suficientes ni ayuda para sacarnos de allí”, explicó a EFE Martins, quien aseguró que todavía quedaban muchas personas mayores atrapadas en su barrio sin poder salir.
Con más suerte que Martins, a Regina Ribeiro, ama de casa de 62 años, la rescataron en bote después de que el agua inundara la portería del edificio en el vive desde hace 14 años.
“En el camino me asusté porque el bote se balanceaba. Si hubiese volcado, yo no sé nadar…”, aseguró a EFE esta vecina de Porto Alegre, quien piensa alquilar un apartamento en otro lugar más alejado del río cuando todo haya pasado.
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El esposo de Ribeiro no quiso salir y se quedó en el apartamento con dos galones de agua, unos kilos de arroz y pasta y un celular por si tenía que pedir socorro.
“Soy hipertensa y estoy muy nerviosa, con ganas de llorar. Nunca imaginé que el agua entraría en el edificio, jamás”, comenta incrédula.
Los trabajos de rescate continúan a marchas forzadas con la participación de 42 aeronaves, 243 botes y 15.000 militares, que se suman a los equipos de las autoridades regionales y locales.
La inundación en Porto Alegre comenzó el viernes pasado, el nivel del río Guaíba alcanzó este domingo su máximo histórico, un nivel de 5,31 metros, más de dos metros por encima de la cota de desbordamiento, y desde entonces ha descendido tan solo tres centímetros.
Sin embargo, las autoridades creen que las inundaciones seguirán durante varios días porque todavía queda mucha agua por evacuar.
EFE