Tapachula (México), 6 jun (EFE).- La frontera de México con Centroamérica también resentirá la restricción al asilo y la agilización de las deportaciones impuestas por Estados Unidos esta semana, pues activistas y migrantes temen un nuevo cuello de botella en la región con miles de indocumentados varados o retornados.
La nueva orden ejecutiva firmada el martes por el presidente estadounidense, Joe Biden, “entrega a la comunidad migrante al crimen organizado, a la violencia y a quedarse en México por unos meses”, advirtió Irineo Mujica Arzate, director de la organización Pueblos Sin Fronteras.
“Al mismo tiempo no están regresando a la comunidad migrante a sus países de origen, los avientan (arrojan) a un lugar peligroso como es la frontera norte (de México), completamente cooptada por el crimen organizado”, expuso en una entrevista con EFE.
El activista atribuyó a las elecciones presidenciales de Estados Unidos en noviembre la nueva medida de Biden que permitirá deportar a quienes no superen estrictos estándares de asilo cuando se supere la cifra de 2,500 detenciones diarias en la frontera durante un promedio de siete días.
Esto, anticipó, representará un caos para Tapachula, la mayor urbe en el límite de México con Guatemala, porque dentro de los próximos cuatro meses se espera el mayor flujo migratorio del año, con base en las tendencias históricas, que se sumará a los retornados desde Estados Unidos que el Gobierno mexicano manda a la frontera sur.
“Estas medidas son inhumanas por cuestiones políticas o por lo que sea, sabemos que el presidente Joe Biden se encuentra en aprietos porque la población norteamericano está enfadada por la migración”, señaló.
Un destino incierto para los migrantes
La incertidumbre para los migrantes crece porque el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ha pedido a Estados Unidos que deporte “directo” a los indocumentados a sus países en lugar de a México, aunque ha prometido cooperar, incluso con vuelos para retornarlos.
“Estamos ayudando para que se acepte en los países donde ellos (EE.UU.) no tienen buena relación, el que puedan tomar medidas de deportación, aunque nosotros no quisiéramos que deportaran a nadie, porque la migración no es por gusto es por necesidad”, aseveró en su conferencia matutina este jueves.
El mandatario negó que su Gobierno endurezca las deportaciones por presiones de Estados Unidos tras una llamada que tuvo el martes con Biden, pero la migración irregular interceptada por México se triplicó en el primer trimestre del año hasta un récord de casi 360,000 personas.
El dilema de seguir, volver o quedarse en México
La noticia causa desánimo entre migrantes varados en Tapachula, donde ahora se debaten entre seguir el camino a pesar de todo o buscar una oportunidad en México.
“Muchos podrían renunciar al sueño americano y quedarse en México porque la complicación sería para las personas que se van a entregar (a las autoridades estadounidenses)”, contó a EFE el venezolano Manuel Navas.
Aún así, el suramericano confió en que “hay otra opción, que es tramitar con tranquilidad la cita de ‘CBP One’ (una aplicación del Gobierno de Estados Unidos), que es una opción viable para que puedan de manera legal (migrar), como si estuvieran pidiendo permiso en ese país, aunque tarde un poco”.
Su compatriota, Némesis María Ángel, vislumbró un panorama más desalentador. “Demasiado complicado, hemos pasado de todo. (Las opciones son) seguir o devolverme a mi país, porque queremos una nueva vida y un nuevo futuro para nuestros hijos, a pesar de todo, porque ya estamos en la recta final, que les abra las puertas a todos porque venimos luchando”, expresó.