Conozca de los insólitos oficios que dominicanos realizan con gran profesionalismo - N Digital
ActualidadfacebookNacionalesPortadatwitterÚltimas Noticias

Conozca de los insólitos oficios que dominicanos realizan con gran profesionalismo

Conozca de los insólitos oficios que dominicanos realizan con gran profesionalismo

Por: Itzel Olivo

La creatividad corre por las venas de los trabajadores a la hora de ganarse la vida, sin límites, saltando obstáculos y explotando oportunidades de negocios donde otros solo ven el fondo vacío.

Ser curandero, reparar santos, sombrillas, deshollinar calderos, y reparar electrodomésticos y enseres del hogar a domicilio forman parte de la cotidianidad dominicana.

Un elemento común de quienes desempeñan estos tipos de oficios es que su medio de publicidad es a través de letreros sencillos, en pedazos de cartón, y, a veces, hasta mal escritos, pregonando por las calles.

A continuación, un listado de empleos que seguro recordarás, algunos tan raros que te harán decir: ‘¿En serio hacíamos eso?’ y te identificarás con algunos, aunque te parecerán inverosímiles.

Reparar de santos

Aunque parezca insólito, en el país hay personas que se dedican a reparar santos, que mayormente son esculturas de yeso o cuadros, que aluden a divinidades propias de las canonizaciones católicas.


Figuras de santos más comunes en gran parte de hogares dominicanos y que en ocasiones requirieron de retoques o reparaciones está: “El Sagrado Corazón de Jesús, “La Virgen María”, “El Divino Niño”, “Santa Clara”, “San Miguel pisoteando a Satanás”, “La Última Cena”

Curar el pecho

El asma suele interpretarse en la cotidianidad dominicana como “pecho apretao” y para ello están los servicios de especialistas barriales y comunitarios que se publicaban en postes del tendido eléctrico y en pared, con un mensaje universal: “Se cura el pecho apretao” y a continuación el número de teléfono donde puedes llamar.


Para la recuperación, suele utilizarse remedios a base de aceites de culebra, de tiburón y de coco, seguidos del sumo de algunas hojas.

Curandero

En República Dominicana, si alguien decía que un niño estaba “emparchado”, no corrías al médico, ¡corrías al curandero! Con hierbas y remedios caseros, ellos eran los verdaderos doctores de los barrios.


Los curanderos también son famosos por ensalmos de hernias, dislocamiento de huesos o dolores extraños.

Plañideras

En las honras fúnebres de personas poco sociales y emotivas, son comunes las contrataciones de “plañideras”, que no son más que mujeres especialistas en rezos y lloros ante el ataúd de un fallecido, aun no fuera conocido suyo o familia.

Si fuiste a un velorio y viste a una señora llorando desconsoladamente, pero nadie sabía quién era, lo más probable es que fuera una profesional contratada.

 

Trabajos a domicilio

 

Reparador de sombrillas


Cuando tu sombrilla se dañaba, no había que llorar bajo la lluvia. Siempre aparecía un habilidoso reparador de sombrillas listo para darle una segunda vida a tu fiel compañera contra el sol y el agua.

Amolador de cuchillos


Cuando un cuchillo que no corta bien, no había problema, pues a la puerta de tu casa llegaba señor con su afilador a cuestas, normalmente constituido por una piedra especial o una lima, que afilaba tus cuchillos y los dejaba “que cortaban en el aire”.

Reparador de sillas de guano


Las icónicas mecedoras y sillas de guano eran básicas en hogares rurales. Las sentaderas eran a base de un tejido de guano y con soportes de lomo de yagua que se diluían con el tiempo y para su reparación, había un especialista muy conocido en el entorno.

Deshollinar de calderos

¿Te imaginas a alguien llegando a tu casa para limpiarte los calderos? Pues sí, existe el trabajo de deshollinar esos calderos ennegrecidos por el hollín acumulado con el fuego de carbón, leña y hasta de estufa.


Un oficio que, aunque extraño, devolvía a los calderos un resplandeciente brillo.

La guagüita anunciadora


El sonido de la guagüita anunciadora que vendía de todo a módico precio, era inconfundible. Si la oías, sabías que era tu oportunidad de comprar lo que sea: ropa, artículos del hogar, medicamentos, cosméticos y artículos de belleza.

El heladero


Si escuchaste alguna vez la famosa canción “¡Sami, el heladero!” seguro la cantaste en tu cabeza ahora mismo. Los carritos de helados Bon paseaban todas las tardes con esa música que era imposible ignorar. ¡La infancia sabe a helado!

Piratas de música y películas


En épocas recientes no era necesario ir al cine a ver el último estreno, tampoco a la tienda de disco para escuchar los temas de pegada, todos en un solo disco.
Para eso estaban los vendedores de CD y luego de memorias USB, que llevaban consigo cantidades de mercancías bien clasificadas por ritmos o por géneros de films.

Vendedor de fracatanes y quinielas

Vendedor de quiniela y fracatanes

Este sí que era un trabajo emocionante. Por 25 pesos, raspabas un cartoncito y soñabas con ganar miles de pesos combinando de dos números en adelante.


Los billeteros también salían recorrer las calles y hogares pregonando las quinielas y billetes de la Lotería Nacional.
Este negocio tocó fondo con las proliferaciones de decenas de loterías electrónicas nacionales y extranjeras y con bancas ubicadas a escasos metros de toda la geografía nacional.

Alquileres de lavadoras


Si tu lavadora se dañaba, no había lío. Con una simple llamada, el “don” te llevaba una en su guagüita o en un motor para alquilarla por horas o días. ¡Así es como el ingenio local te salva el día! Eso se llama emprendimiento

Así que ya sabes, si te quejas del trabajo, piensa en esos tiempos en los que los dominicanos se las ingeniaban para vivir de oficios únicos. Aunque algunos ya son parte del pasado, no podemos negar que refleja.

Subscríbete al ABC del Día