Por Ling Almánzar
En abril, con el país metido de lleno en la campaña electoral, el Banco Mundial diagnosticó en un informe que la República Dominicana estaba llegando al tope de su crecimiento económico, ya que sus motores productivos se estaban agotando, e hizo una serie de sugerencias para dar impulso al crecimiento y al desarrollo del país.
Aunque el Gobierno ya venía hablando de una reforma fiscal, no podía ejecutarla en ese momento por la coyuntura política y electoral que se estaba viviendo. Ahora, pasadas las elecciones, las autoridades han dado señales claras de que van a emprender la reforma fiscal, recortando gastos y eficientizando aún más el Estado.
El Banco Mundial reconoce el crecimiento del país en las últimas dos décadas, uno de los más rápidos e impresionantes de la región, lo que atribuye “a una combinación de reformas estructurales orientadas al mercado a principios de la década de los 90 y condiciones externas favorables que apoyaron el crecimiento económico. Además, una política monetaria y fiscal prudente contribuyeron a la estabilidad macroeconómica”.
“Sin embargo, los motores de este excepcional crecimiento están llegando a su límite debido al bajo crecimiento de la productividad en los últimos años, un insuficiente capital humano para atender las necesidades del sector empresarial, la ocurrencia de desastres relacionados con el cambio climático y distorsiones en mercados claves, incluyendo la asignación poco eficiente de exenciones fiscales.”
A propósito de exenciones fiscales, el Gobierno podría recortarlos y focalizarlos aún más para fijarles un límite temporal. Serían como un empujón a ciertos sectores, hasta que estos puedan valerse por sí mismos y ya no necesiten incentivos.
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“La economía creció un 2.5 por ciento en 2003, y se espera un crecimiento de 5,1 por ciento para el 2024, impulsado por los efectos retardados de la flexibilización de la política monetaria y el aumento de la inversión pública. La tasa de pobreza de ingreso medio alto (US$6,85 PPA por día en moneda de 2017) se estima en 19 por ciento, por debajo del 20 por ciento observado en 2019, previo a la pandemia”.
Y continúa: “Pese al crecimiento, varios sectores no han logrado generar empleos de calidad, y las altas tasas de inflación observadas en 2022 y 2023 (8,8 y 4,8 por ciento, respectivamente) afectaron a los medios de subsistencia de la población, principalmente de los más vulnerables.”
“En consecuencia, es necesario mejorar el acceso a bienes y servicios de calidad -en educación, salud, agua y electricidad- que ayuden a expandir las oportunidades económicas, aumentar la movilidad económica y proteger a los sectores vulnerables”.
Retos y sugerencias
El Banco Mundial reconoce los esfuerzos que hace el Gobierno para “abordar los desafíos de larga data que plantea el sector eléctrico a través de un paquete integral de reformas, pero todavía quedan retos como ampliar la transparencia, la rendición de cuentas y la eficiencia en el sector; continuar con la diversificación de la matriz energética, incluyendo fuentes de energía menos contaminantes, y aumentar el acceso a energía confiable y asequible. Será clave también la mejora del entorno para apoyar el desarrollo competitivo de inversiones en energías renovables lideradas por el sector privado”.
La institución financiera advierte, además, que más del 40 por ciento de los dominicanos no solo viven en condiciones vulnerables, sino que, además, podrían “caer en la pobreza debido a los impactos relacionados con el clima y las crisis económicas“.
“Asimismo, las brechas de género en los empleos y salarios, vidas laborales más cortas y mayor desempleo y roles no remunerados contribuyen a una mayor incidencia de pobreza entre las mujeres”.
Otro gran desafío es que República Dominicana está expuesta a desastres naturales, y esto “podría incrementar los pasivos fiscales contingentes, dado el bajo grado de protección financiera del país frente a estos riesgos”.
“La ocurrencia de eventos adverso pone cada vez más en relieve la necesidad crítica de contar con una acción acelerada que fortalezca la resiliencia y la adaptación del país de una manera inclusiva”.
“De cara al futuro y para tener crecimiento inclusivo, la República Dominicana requerirá un mayor aumento en la productividad, a través de la implementación de reformas para fortalecer las reservas fiscales, el capital humano, la competitividad, la innovación, tecnología verde, la eficiencia en el gasto público y la resiliencia frente a eventos climáticos”.
“Estos cambios deberían ir de la mano de mejoras en las regulaciones del mercado laboral y los sistemas de protección social”, concluye el informe.