Durante casi diez años su marido la drogó con sedantes y ansiolíticos primero para violarla y luego para que la violaran extraños a los que convocaba por internet. Hoy Gisèle Pelicot está de pie y más despierta que nunca. Sabe que su vida fue destrozada pero sabe también que la difusión de su caso puede ayudar a que otras mujeres no pasen por su sufrimiento.
Por eso ayer, junto con sus hijos y sus abogados, celebró una modesta victoria en el juicio contra su ex esposo y cincuenta de los ochenta hombres que la violaron mientras ella estaba inconsciente: finalmente los videos de las violaciones serán proyectados en presencia de la prensa y del público que asiste a los tribunales. Finalmente, esas imágenes son las verdaderas pruebas del plan criminal de Dominique Pelicot y de la complicidad de los demás acusados.
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La mujer, de 71 años, celebra porque siempre pidió que el juicio fuera a puertas abiertas; hace tiempo que comprendió que no tiene nada que ocultar ni de qué culparse ya que los únicos culpables en esta historia son sus agresores.
Hace dos semanas, el presidente del tribunal, Roger Arata, tomó la decisión de restringir la exhibición de los videos por “indecentes y chocantes”, por lo que la prensa y el público debían salir cada vez que se proyectaban. Ahora, por insistencia de los abogados de la víctima, el magistrado revirtió la decisión y ya no habrá restricciones aunque la difusión de las imágenes irá precedida de un “anuncio que permitirá a las personas sensibles y a los menores abandonar la sala”.
Como ocurre con este tipo de procesos excepcionales, el juicio se desarrolla paralelamente en dos esferas: en el tribunal de Vaucluse, Francia, y en la opinión pública, cuyo pulso puede medirse en los medios y en las redes sociales.
Los detalles escabrosos del crimen superan cualquier ficción; así y todo, el coraje de Gisèle Pelicot podría terminar siendo un parteaguas para la legislación francesa y también un antes y un después en materia de conciencia social acerca de la violencia sexual en todo el mundo.
Una parte de los acusados ya ha reconocido su participación en las violaciones, empezando por Dominique Pelicot, el ex esposo de la víctima por cinco décadas y quien grabó meticulosamente los videos de los abusos.
Varios acusados han pedido perdón aunque también insisten en un concepto inútil que sería algo así como “violación involuntaria”, ya que se consideran inocentes porque asistieron a la cita sin intenciones de violar a nadie.
Publicado por: Yari Araujo