Durante la primera semana de octubre, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) lanzaron una invasión terrestre en Líbano, a la vez que bombardearon diversas posiciones en Yemen y continuaron con su ofensiva en Gaza.
“Irán pagará un alto precio”, advirtió.
Desde el 7 de octubre de 2023 -cuando Hamás lanzó un ataque sin precedentes en territorio israelí que dejó 1.200 muertos- Netanyahu ha insistido en su objetivo de crear un “nuevo orden” en Medio Oriente y ha impulsado una ofensiva con consecuencias devastadoras: más de 41.000 personas han muerto en Gaza, mientras en Líbano la cifra ya supera los 2.000, de acuerdo con las autoridades de ese país.
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Todo lo anterior ha llevado a que hoy estemos ante uno de los “momentos más peligrosos” de la historia reciente en Medio Oriente, según el corresponsal de seguridad de la BBC, Frank Gardner.
Pero una de las incógnitas que plantea este conflicto es qué tan factible es para Israel mantener tantos frentes de guerra al mismo tiempo. ¿Tiene realmente la capacidad militar para hacerlo?
“Los últimos ataques han demostrado que los servicios de inteligencia y las fuerzas militares israelíes son capaces. Pero hay limitaciones y cuanto más frentes tenga abiertos, más difícil será cada operación”, le dice a BBC Mundo Shaan Shaikh, experto en defensa antimisiles y miembro del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS, por sus siglas en inglés).
¿Cuál es la capacidad militar de Israel?
La fuerza militar israelí es conocida en el mundo por su alta tecnología y sofisticación. No obstante, hay datos que es importante tener en cuenta para analizar su verdadera capacidad.
Según información del Banco Mundial -basada en los balances del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS)-, desde 2019 Israel ha destinado más de US$20.000 millones al año al gasto militar.
Esto representa más del doble de los casi US$7.000 millones que destinó Irán en 2022 (según el último registro del Banco Mundial) para el mismo fin, lo que le proporciona una fuerza significativa en cualquier potencial conflicto (y le permite optar por material bélico de última tecnología).
El gasto en Defensa de Israel en comparación con su Producto Interno Bruto (PIB), una medida de su producción económica, también es el doble que el de Irán.
De acuerdo con la información más reciente del Banco Mundial, Israel destina el 4,5% de su PIB a Defensa, mientras Irán destina el 2,6%. Otros países, como Líbano o Siria, destinan el 3,4% y el 4,1%, respectivamente.
Las cifras del IISS también muestran que Israel tiene 340 aviones militares listos para el combate, lo que, según Eitan Shamir, director del Centro Begin-Sadat de Estudios Estratégicos -adscrito a la universidad Bar Ilan de Israel-, le da una ventaja muy importante en ataques aéreos de precisión dentro de la región.
“Israel puede bombardear casi cualquier punto en Medio Oriente gracias a su Fuerza Aérea”, le dice a BBC Mundo.
Entre los aviones que tiene Israel se encuentran los F-15 con alcance de ataque de larga distancia, los F-35 (aviones “furtivos” de alta tecnología que pueden evadir los radares) y helicópteros de ataque rápido.
Además, las FDI tienen una amplia gama de vehículos blindados, tanques, artillería, buques de guerra y drones.
“Creo que las FDI son una de las fuerzas militares más modernas y equipadas que existen, y tiene una vasta experiencia en batallas, sobre todo después de su lucha contra Hamás en Gaza”, dice Eitan Shamir.
En esto también son relevantes sus servicios de inteligencia, el Mossad, al que se responsabilizó de las explosiones de beepers y walkie-talkies en Líbano a mediados de septiembre.
Por otra parte, en el sistema militar israelí son claves el Domo de Hierro y la Honda de David, unos sofisticados mecanismos de defensa aérea con los que ha sido capaz de repeler diversas agresiones con misiles, como la última lanzada por Irán el 1 de octubre.
Estos sistemas son capaz de interceptar y destruir cohetes cuyo destino sea una zona urbana o estratégica.
Fuerza terrestre
De acuerdo con los expertos consultados por BBC Mundo, todo esto posiciona a Israel como una fuerza más poderosa si se le compara con milicias como Hamás, Hezbolá o los hutíes en Yemen.
“Los israelíes son más capaces que cualquiera de esas fuerzas individualmente”, indica Shaan Shaikh, del CSIS.
Sin embargo, el experto agrega que el problema “es cuando Israel tiene que luchar contra Irán mientras también lucha con sus otros enemigos en la región”.
“Eso es muy difícil. Y una de las cosas que puede fallarles es precisamente su famoso Domo de Hierro pues les será imposible defenderse de muchos misiles lanzándose juntos a la vez”.
“Esto se debe a que algunos sensores solo pueden mirar en ciertas direcciones, entonces, si tienes un sensor que está mirando al norte, hacia Líbano, puede que no pueda usarse para mirar al este, hacia Irán, o al sur, hacia Yemen”, indica.
Otra de las dificultades que Israel podría enfrentar manteniendo conflictos en diferentes áreas de Medio Oriente tiene que ver con su fuerza terrestre, explica Eitan Shamir.
Según el IISS, Israel tiene alrededor de 178.000 soldados en servicio, además de unos 460.000 militares de reserva (no olvidemos que en este país es obligatorio hacer el servicio militar para los mayores de 18 años, con algunas excepciones).
No obstante, Irán tiene más de 600.000 efectivos en servicio y más de 300.000 de reserva. Si a eso le sumamos los combatientes de algunas milicias (se cree, por ejemplo, que Hezbolá tiene entre 50.000 y 100.000 hombres, y Hamás entre 20.000 y 30.000), la desventaja de Israel se hace evidente.
La gran proporción de reservistas en el ejército israelí también es un problema, dice Shamir.
“Casi el 70% de su personal militar son reservistas y no soldados profesionales. Entonces, después de un tiempo debes enviarlos a casa porque son necesarios en sus trabajos para hacer funcionar la economía. Esto hace que completar ciertas misiones sea más largo y complejo”, asegura.
El respaldo de Estados Unidos
Otro punto clave a la hora de analizar la capacidad militar israelí es el apoyo que recibe de Estados Unidos.
El 69% de las importaciones armamentistas israelíes provienen del país norteamericano, según el último informe del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (Sipri, por sus siglas en inglés).
De acuerdo con este organismo, a finales del 2023, Washington entregó miles de bombas a Israel.
Antes de la guerra, Estados Unidos le suministraba US$3.300 millones anuales en financiación militar, además de US$500 millones adicionales en financiación de defensa antimisiles, según el Departamento de Estado.
En 2022, EE.UU. sumó otros US$1.000 millones en fondos adicionales para reponer el stock de misiles interceptores para su Domo de Hierro.
“Los israelíes dependen en gran medida del apoyo de Estados Unidos; aviones, municiones y diferentes componentes tecnológicos vienen de ahí”, explica Eitan Shamir.
De esta forma, los expertos aseguran que su respaldo es crucial para continuar con su ofensiva en distintos frentes.
“Además, está el paraguas diplomático: sin el veto de Estados Unidos podría darse un escenario problemático en el que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas dijera que Israel tiene que detener su ofensiva y, de lo contrario, imponerle sanciones internacionales”, agrega Eitan Shamir.
Para Shaan Shaikh, el país liderado por Joe Biden ha dado señales de que seguirá apoyándolos en su ofensiva en Medio Oriente.
“La administración de Biden ha dicho repetidamente que quiere un alto el fuego en Gaza, pero lo que ha hecho realmente para lograr ese objetivo es bastante mínimo”, señala.
“No ha estado dispuesto a dejar de enviar armas y recursos financieros a los israelíes. Así que si esto sigue escalando, creo que Estados Unidos seguirá apoyando a Israel en gran medida”, concluye.
Hay otros países que también son importantes para Israel.
Alemania, por ejemplo, es el segundo país que más armas vende a Israel, con un 30%, según datos del Sipri. Hasta noviembre del año pasado, las exportaciones de armas de Alemania a Israel sumaban US$326 millones, equivalentes a 10 veces las cifras registradas en 2022.
Mientras que Italia ocupa el tercer lugar de las naciones proveedoras de armas a Israel, con el 0,9% del total, según el Sipri.
Otros proveedores de armas son Francia, Reino Unido, Países Bajos, Canadá y Australia.
Más allá de las armas…
Pero más allá de la cantidad de armas, aviones, tanques y soldados que tiene Israel, los expertos afirman que también se deben tomar en cuenta otros factores para analizar si este país será capaz de mantener su ofensiva en diferentes frentes.
“Israel es más fuerte que sus enemigos, sabemos que puede mantenerse por mucho tiempo. Pero hay aspectos que no solo tienen que ver con la cantidad de potencia de fuego que puedes aportar, sino también con cuánto tiempo puedes soportar una guerra. Y eso es mucho más complicado”, dice Shamir.
“Depende de los costos que quiera asumir porque el precio que Israel tiene que pagar es muy alto en términos económicos, sociales y de reputación internacional”, agrega.
Para el director del Centro Begin-Sadat de Estudios Estratégicos, a pesar de la “superioridad militar” de Israel, este país está en desventaja en Medio Oriente debido a su tamaño.
“Es un país pequeño en una región muy grande, donde hay mucha gente”, dice.
“Entonces, no importa si derrota a sus enemigos en una, dos o 10 batallas porque al final no podrá derrotarlos por completo debido a las diferencias de tamaño”, agrega.
Recordemos que Irán, por ejemplo, es un país mucho más grande que Israel y su población (cerca de 89 millones) es casi diez veces mayor que la de Israel (casi 10 millones).
El experto en defensa antimisiles Shaan Shaikh afirma que es preocupante que Israel esté actuando en múltiples frentes y “persiguiendo objetivos maximalistas en toda su política exterior”.
“Parece que se trata de un derramamiento de sangre innecesario que podría evitarse mediante la diplomacia, mediante un alto el fuego en Gaza, que permitiría, al menos, que Hezbolá e Irán dieran marcha atrás y reivindicaran algún tipo de victoria diplomática”, indica.
De todas formas, de cara al futuro ambos expertos coinciden en que ninguno de los protagonistas de este conflicto quiere una “guerra total” en la región pues “todos saben que la destrucción podría ser enorme”.
Por: BBC
Edición: LA