Por: Ling Almánzar
El anhelo inmediato de Vanahí Bello Dotel es convertirse en la próxima presidenta de la Junta Central Electoral (JCE): así pasaría de suplente estrella del actual presidente a ocupar el trono. Lleva cuatro años como suplente y entiende que llegó la hora de ser la cabeza. Ha estado tan cerca de la cúspide que ya conoce todo el sistema y cómo opera la gran JCE.
Con esa experiencia a cuestas, ha sido evaluada por senadores. Se sometió a cuestiones candentes: método D’Hondt, suspensión de elecciones, delitos electorales, tiempos de campaña. Ese método, apunta ella, tiene quizás la debilidad de que son los partidos que van distribuyendo los escaños para diputados; y deja claro que está en la ley y hay que respetarlo.
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En punto a la suspensión de las elecciones municipales del 2020, estima que se hizo lo que se tenía que hacer y que se actuó correctamente, puesto que hubo un fallo y se abortó el proceso, de acuerdo a lo establecido en la ley. No fueron elecciones fallidas, opina ella.
Respecto a delitos electorales, realza el papel del fiscal que se encarga de identificar y perseguir esos delitos, los cuales están debidamente tipificados y caracterizados en ley, y las sanciones correspondientes.
La precampaña, dice, está establecida en la Ley de Partidos y hay que sancionar a quienes la violenten. Por ejemplo, en la pasada campaña se tomaron resoluciones y llamaron la atención sobre ciertas actividades que realizaban los partidos políticos.
Ella está convencida de que la observación electoral internacional legitima el proceso interno de escogencia y fomenta los lazos con el exterior.