El papa Francisco pidió este domingo desde la isla francesa de Córcega “una sana laicidad” sin prejuicios ni oposiciones para que se pueda instaurar “un dialogo franco y fructífero”, durante su discurso en el congreso “La religiosidad popular en el Mediterráneo” en Ajaccio, donde llegó para pasar sólo unas horas.
En el país en que se defiende fuertemente la laicidad del Estado, el papa indicó “la necesidad de desarrollar un concepto de laicidad que no sea estático y rígido, sino evolutivo dinámico, capaz de adaptarse a situaciones diversas o i inesperadas y de promover la colaboración constante entre las autoridades civiles y eclesiásticas” aunque “permaneciendo cada uno dentro de los límites de sus propias competencias y espacio”.
Citó a Benedicto XVI que aseguraba que” una sana laicidad significa liberar la religión del peso de la política y enriquecer la política con las aportaciones de la religión, manteniendo la distancia necesaria, la clara distinción y la colaboración indispensable entre las dos”.
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Para el papa Francisco, “dicha sana laicidad garantiza que la política actúe sin instrumentalizar a la religión, y que se pueda vivir libremente la religión sin el peso de políticas dictadas por intereses, a veces poco conformes, y con frecuencia hasta contrarios a las creencias religiosas”.
Y de esta “manera se podrán aprovechar más las energías y sinergias, sin prejuicios y sin oposiciones de principio, en un diálogo abierto, franco y fructífero”.
“La piedad popular”
Aseguro que “la piedad popular, muy arraigada aquí en Córcega, pone de relieve los valores de la fe y, al mismo tiempo, manifiesta el rostro, la historia y la cultura de los pueblos.
La importante tradición religiosa en Córcega, donde por ejemplo están muy difundidas las cofradías y el culto a la Virgen, fue el principal motivo que empujó al papa a visitar la isla y participar a este congreso, después de la negativa de acudir a París para la inauguración de la catedral de Notre Dame tras la restauración.
“En este entrelazamiento, sin confusiones, se configura el diálogo constante entre el mundo religioso y el laico, entre la Iglesia y las instituciones civiles y políticas. Ustedes llevan mucho tiempo trabajando sobre este tema y son un ejemplo virtuoso en Europa” añadió.
Alusión del papa a los jóvenes
También animó en su discurso a los” jóvenes a participar aún más activamente en la vida socio-cultural y política, con el impulso de los ideales más sanos y la pasión por el bien común”.
Asimismo, exhorto a los pastores y a los fieles, a los políticos y a quienes tienen responsabilidades públicas “a permanecer siempre cercanos al pueblo, escuchando sus necesidades, comprendiendo sus sufrimientos e interpretando sus esperanzas, porque toda autoridad sólo crece en la proximidad”.
Advertencia del papa
Además, Francisco advirtió este domingo del peligro que algunas manifestaciones religiosas puedan ser instrumentalizadas por grupos que quieren fortalecer su propia identidad.
En el palacio de Congresos de la capital de la isla francesa, ante unos 400 invitados llegados también de Italia y España, el papa habló de “la belleza y la importancia de la piedad popular” que además “atrae e involucra también a personas que están en el umbral de la fe, que no son practicantes asiduos y, sin embargo, descubren en ella la experiencia de las propias raíces y afectos, junto con los valores e ideales que consideran útiles para la propia vida”.
La agenda del papa en Córcega
Tras este discurso, se dirigirá a la catedral de Santa María de la Asunción, para el encuentro con sacerdotes, religiosos, consagrados y seminaristas donde dará un segundo discurso y rezará el ángelus y celebrará misa en la Place d’Austerlitz.
Al final de la jornada, el papa se reunirá en el aeropuerto con el presidente francés, Emmanuele Macrón, que acudirá sólo para este encuentro y no participará al resto de actos.
Fuente: EFE
GG