Hoy, más de 100 agentes de policía, respaldados por una orden judicial, intentaron arrestar al expresidente surcoreano Yoon Suk-yeol en su residencia oficial. Sin embargo, tras seis horas de tensas negociaciones y enfrentamientos con su equipo de seguridad, las autoridades no lograron cumplir con la orden.
A pesar de estar inhabilitado por el Parlamento, Yoon conserva el derecho a un equipo de seguridad presidencial (SSP), que bloqueó el acceso de los agentes con un “muro humano” y vehículos. Expertos sugieren que este grupo pudo actuar por lealtad al expresidente o por malentendidos sobre su rol legal tras la destitución.
El SSP está bajo investigación por obstrucción, con su director, Park Jong-joon, detenido y vinculado al controvertido decreto de ley marcial de Yoon en diciembre pasado.
Escenarios que intensifican la crisis
El contexto político surcoreano está marcado por polarización extrema. Miles de partidarios de Yoon, algunos adoptando consignas como “Stop the steal!”, se congregaron fuera de su residencia para evitar su arresto.
Las elecciones legislativas de 2024 reforzaron a la oposición, lo que los seguidores de Yoon califican como “amañadas”. Estas tensiones reflejan una fractura en la política nacional, similar a movimientos extremistas en otros países.
La ley marcial: origen de la controversia
El decreto de ley marcial emitido por Yoon el 3 de diciembre marcó el inicio de su declive político. Fue un movimiento ampliamente condenado por la sociedad surcoreana y catalizador de su destitución por el Parlamento. Este fracaso ha llevado a investigaciones sobre posibles abusos de poder y corrupción.
Reacciones internacionales y locales
La comunidad internacional observa con cautela la situación en Corea del Sur, un país clave en el panorama geopolítico asiático. Mientras tanto, los surcoreanos se dividen entre quienes exigen justicia inmediata contra Yoon y quienes ven en su persecución una maniobra política de sus opositores.
¿Qué sigue para Corea del Sur?
La actual orden de arresto contra Yoon Suk-yeol expira el 6 de enero, lo que deja a las autoridades un plazo limitado para actuar. Si las tensiones continúan escalando, un segundo intento de arresto podría enfrentar aún más resistencia, tanto de su equipo de seguridad como de sus partidarios.
Además, los líderes políticos actuales, incluidos el presidente en funciones Choi Sang-mok, enfrentan crecientes presiones para gestionar esta crisis sin provocar un conflicto mayor.
Con información de BBC News.
Por: Yari Araujo