El papa Francisco afirmó que matar a civiles indefensos, como ha hecho Israel en Gaza, «también es terrorismo» y que llevar a la gente al hambre genera «el mismo terror insensato». Estas declaraciones forman parte de su autobiografía, Esperanza, escrita con el periodista italiano Carlo Musso, que se publica este martes en Italia y será lanzada después en más de 80 países. Aunque el libro estaba pensado para salir tras su muerte, decidieron publicarlo este año por el Jubileo.
En el libro, el papa, de 88 años, habla de su infancia, su juventud, la dictadura en Argentina, el inicio de su pontificado y hasta de dos intentos de atentado contra él durante su viaje a Irak. También repasa conflictos actuales, como su frustrado intento de mediar en la guerra de Ucrania, donde quiso viajar a Rusia, pero el canciller Serguéi Lavrov le dijo que «no era el momento».
Francisco recuerda el dolor que sintió el 7 de octubre de 2023 por los ataques de Hamás, donde perdió a amigos argentinos que vivían en un kibutz en la frontera con Gaza. Pero añadió que a esa tragedia se sumó otra: los bombardeos de Israel que dejaron miles de muertos, principalmente mujeres y niños, además de miles de desplazados y casas destruidas.
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El pontífice dice estar en contacto constante con Gaza y con la iglesia de la Sagrada Familia, donde el sacerdote argentino Gabriel Romanelli ayuda a familias y enfermos en medio de la violencia. Narra casos como el de Nadha Khalil Anton y su hija Samar Kamal, asesinadas por un francotirador mientras trataban de protegerse camino al convento, o el de otros cristianos de la parroquia, que han perdido más de veinte miembros en este conflicto.
Francisco condena estas acciones como «terrorismo», afirmando que una guerra que ataca a civiles, incluso a voluntarios humanitarios, y lleva a la población al hambre, genera el mismo terror. También critica a la comunidad internacional por no detener la masacre, calificando la violencia como un «maremoto de odio».
En el libro, el papa aborda su salud, diciendo que nunca pensó en dimitir pese a sus operaciones, aunque teme al dolor físico al momento de morir. Además, reafirma que la Iglesia acoge a todos, incluidas personas divorciadas, homosexuales y transexuales, y que no hay leyes canónicas que les prohíban ser padrinos o testigos de bodas. Francisco enfatiza que la homosexualidad no es un crimen y que los cristianos deben alzar la voz contra esta injusticia.
Por último, comparte anécdotas de su juventud, como cuando a los 17 años se sintió atraído por dos chicas, una de Flores y otra de Palermo. Ambas se casaron y formaron familias, pero él las volvió a ver años después siendo ya obispo.
EFE
Por: Itzel Olivo