
El peor accidente aéreo en Estados Unidos en casi 25 años ha dejado un rastro de dolor y preguntas sin respuesta. Este domingo, las familias de las víctimas visitaron el lugar de la tragedia en el río Potomac, cerca del Aeropuerto Nacional Reagan, donde un avión de American Airlines y un helicóptero Black Hawk del Ejército colisionaron el pasado miércoles, causando la muerte de 67 personas.
Llegaron en autobuses escoltados por la policía, con el corazón en la mano y el deseo de honrar a sus seres queridos. Mientras tanto, los equipos de rescate continúan recuperando restos en aguas frías y los investigadores trabajan para esclarecer lo sucedido.
El vuelo de American Airlines, con 64 pasajeros, se preparaba para aterrizar desde Wichita, Kansas, mientras que el Black Hawk realizaba un entrenamiento militar con tres soldados a bordo. Ambas aeronaves chocaron y se precipitaron al agua en un instante fatal.
Entre los pasajeros del avión se encontraban patinadores artísticos que regresaban del Campeonato Estadounidense de Patinaje Artístico 2025 y un grupo de cazadores que volvían de una expedición. En el helicóptero viajaban el sargento Ryan Austin O’Hara (28 años), el oficial Andrew Loyd Eaves (39 años) y la capitana Rebecca M. Lobach (36 años).
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Las investigaciones de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) han revelado lecturas contradictorias sobre las altitudes del avión y el helicóptero antes del choque.
El registrador de vuelo del avión indicó que volaba a 325 pies de altitud, pero los datos de la torre de control registraron que el Black Hawk estaba a 200 pies, el máximo permitido para helicópteros en la zona.
Los expertos aún no pueden explicar esta discrepancia crucial. Además, justo un segundo antes del impacto, el avión mostró un cambio en su inclinación, lo que podría indicar un intento desesperado por evitar la colisión.
El registrador de voz captó la reacción de la tripulación, seguida de los sonidos del impacto y el abrupto final de la grabación.
Familias en busca de respuestas
Las familias de las víctimas están destrozadas. Algunos expresan su dolor con lágrimas, mientras que otros claman por respuestas y justicia.
“Algunos nos abrazaron, otros están enojados y frustrados. Todos están sufriendo”, declaró Todd Inman, miembro del NTSB.
Hasta el momento, los equipos de rescate han logrado recuperar 42 cuerpos, de los cuales 38 han sido identificados. Se espera que los trabajos continúen hasta que se logre extraer el fuselaje del avión, donde podrían encontrarse más restos.
Más de 300 rescatistas trabajan día y noche, con la ayuda de barcazas de salvamento de la Marina, para recuperar las piezas clave que permitan entender lo ocurrido.
Fallas en la torre de control
El secretario de Transporte, Sean Duffy, ha planteado serias dudas sobre el papel de la torre de control en la tragedia.
Según un informe de la Administración Federal de Aviación (FAA), el controlador encargado manejaba tanto el tráfico aéreo como el de helicópteros, una tarea que generalmente se divide entre dos personas.
El miércoles, esta doble función se combinó antes de lo habitual, algo que el informe calificó como “no normal”.
La falta de personal de control de tráfico aéreo ha sido una preocupación constante en los últimos años, lo que ahora genera serias críticas hacia la gestión del aeropuerto.
Otra tragedia aérea sacude a EE.UU.
Mientras el país aún llora a las víctimas del accidente en el Potomac, otra tragedia golpeó el viernes: un avión ambulancia se estrelló en Filadelfia, causando la muerte de seis personas, entre ellas un niño que regresaba a México tras recibir tratamiento médico.
Este siniestro llevó a la FAA a restringir el tráfico de helicópteros en el Aeropuerto Nacional Reagan, apenas horas después de que el expresidente Donald Trump afirmara en redes sociales que el Black Hawk volaba por encima del límite permitido.
El accidente del río Potomac es el más mortal en EE.UU. desde 2001, cuando un avión cayó sobre un barrio en Queens, Nueva York, dejando 265 muertos.
Los expertos recalcan que los viajes en avión siguen siendo seguros, pero el tráfico aéreo en áreas como Washington, D.C., representa un desafío incluso para los pilotos más experimentados.
Un largo camino hacia la verdad
El NTSB tardará al menos un año en completar la investigación, aunque se espera un informe preliminar en los próximos 30 días.
Las familias, mientras tanto, siguen esperando respuestas y justicia para sus seres queridos, mientras el país entero sigue conmocionado por una tragedia que jamás debió ocurrir.
AP
Por: Itzel Olivo