
Un descubrimiento arqueológico de gran relevancia ha salido a la luz en Egipto: la tumba del faraón Tutmosis II, el cuarto monarca de la XVIII Dinastía, ha sido identificada tras siglos de incertidumbre.
Según informó el Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto, este hallazgo representa la primera tumba real encontrada desde el descubrimiento del mausoleo de Tutankamón en 1922 y pone fin a la búsqueda de la última sepultura perdida de los reyes de esta dinastía, que gobernó entre 1550 a. C. y 1292 a. C.
La entrada a la tumba, conocida como C4, fue localizada en octubre de 2022 en el área de Wadi Gabbanat el-Qurud, al oeste de Luxor, a unos 2,4 kilómetros del Valle de los Reyes. Un equipo conjunto de arqueólogos británicos y egipcios, liderado por la New Kingdom Research Foundation (NKRF) y el Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto, ha trabajado durante dos años en el sitio.
Inicialmente, los investigadores creyeron que la tumba pertenecía a una esposa de un faraón tutmósida, dada su proximidad a las sepulturas de las consortes de Tutmosis III y de la reina Hatshepsut, quien fue esposa y sucesora de Tutmosis II. Sin embargo, nuevas evidencias arqueológicas han confirmado que el mausoleo pertenece al propio faraón.
Te puede interesar: Secretario de Antigüedades en Egipto destaca hallazgo de posible busto de Cleopatra en templo en Alejandría
Tutmosis II, también conocido como Aajeperenra, gobernó Egipto durante un período breve, entre aproximadamente 1493 a. C. y 1479 a. C., según los historiadores. Fue hijo de Tutmosis I y medio hermano de Hatshepsut, quien posteriormente se convertiría en la segunda mujer faraón de la historia. Aunque su reinado no alcanzó el esplendor de otros monarcas de la XVIII Dinastía, su legado ha sido objeto de interés debido a su conexión con Hatshepsut, considerada una de las figuras más influyentes del Imperio Nuevo de Egipto.
El faraón murió antes de cumplir los 40 años, y su momia fue descubierta en 1881 en el escondite de Deir el-Bahari, junto con otros líderes de las dinastías XVIII y XIX, como Ramsés II y Seti I. Sin embargo, su tumba original permaneció perdida hasta ahora. Según detalló Daily Mail, los restos de Tutmosis II muestran signos de saqueo y daños post mortem, lo que sugiere que su cuerpo fue trasladado debido a la inseguridad en su lugar de descanso inicial.
Evidencias que revelaron la identidad del faraón
El doctor Mohamed Ismail Khaled, secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto, explicó que los hallazgos dentro de la tumba fueron clave para identificar al faraón. Entre los objetos encontrados se incluyen fragmentos de vasijas de alabastro con inscripciones que mencionan a Tutmosis II como el “rey fallecido”. Además, se hallaron textos que hacen referencia a su esposa principal, la reina Hatshepsut, quien supervisó los preparativos de su entierro.
El diseño arquitectónico de la tumba también resultó significativo. Según el doctor Piers Litherland, representante del equipo británico, la estructura presenta un corredor enlucido con yeso que conduce a la cámara funeraria, cuyo suelo está elevado 1,4 metros por encima del pasadizo principal. Este diseño, aunque simple, sirvió como prototipo para las tumbas reales posteriores de la XVIII Dinastía.
El estado de conservación de la tumba es precario debido a una inundación que ocurrió poco después de la muerte del faraón. El agua anegó el interior del mausoleo, dañando los muebles funerarios y las decoraciones, como detalló La Vanguardia. Los fragmentos recuperados incluyen restos de yeso con inscripciones azules, estrellas amarillas y pasajes del Libro de Amduat, un texto religioso que describe el viaje del dios Ra por el Más Allá.
Los estudios preliminares sugieren que, debido a los daños causados por la inundación, el contenido esencial de la tumba, incluida la momia de Tutmosis II, fue trasladado a otro lugar durante la época del Antiguo Egipto. Este traslado explica por qué su momia fue encontrada en Deir el-Bahari y no en su tumba original.
El doctor Mohamed Abdel-Badii, jefe del Sector Arqueológico Egipcio, calificó este descubrimiento como uno de los más importantes de los últimos años.
Entre los objetos recuperados destacan muebles funerarios que pertenecieron al faraón, los primeros de su tipo en ser hallados, ya que no existen en ningún museo del mundo. Además, los fragmentos decorativos y los textos religiosos encontrados en la tumba proporcionan una visión más profunda de las creencias y tradiciones del Antiguo Egipto.
El equipo arqueológico sigue trabajando en el sitio con el objetivo de descubrir más secretos sobre la tumba y el destino del contenido original que fue trasladado. Los investigadores esperan localizar el lugar de descanso final de los objetos funerarios y la momia de Tutmosis II, lo que podría aportar más detalles sobre su vida y su época.
Mientras tanto, la momia del faraón permanece en exhibición en el Museo Nacional de la Civilización Egipcia, donde continúa siendo un testimonio de la historia del Antiguo Egipto.
Infobae
Por: Itzel Olivo