
Por Raúl Germán Bautista.- La famosa expresión “En casa del herrero, cuchillo de palo” podría describir perfectamente la situación de la República Dominicana, una nación que es una superpotencia en béisbol, pero que enfrenta graves dificultades a la hora de contar con instalaciones de alto nivel para albergar eventos internacionales de gran magnitud, como la Serie del Caribe o partidos de Grandes Ligas.
La falta de infraestructuras modernas y adecuadas para estos eventos se hace aún más evidente tras la reciente publicación de un reportaje en N Digital, que destaca el deterioro del Estadio Quisqueya.
“El Coloso del Ensanche la Fe”, que es el hogar del Escogido y el Licey, en la Liga Dominicana de Béisbol (LIDOM), ha sido objeto de críticas por su falta de mantenimiento y modernización, lo que pone en entredicho la capacidad de la República Dominicana para ser un referente en la organización de eventos internacionales de béisbol.
El golpe definitivo a la esperanza de muchos fanáticos locales llegó con el anuncio realizado por el presidente de LIDOM, Vitelio Mejía, quien confirmó que la República Dominicana no será la sede de la Serie del Caribe 2028.
En lugar de celebrarse en un estadio dominicano, el evento se llevará a cabo en el LoanDepot Park de Miami, hogar de los Marlins de la Florida.
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Este estadio, con una infraestructura moderna y una capacidad mucho mayor que la del Estadio Quisqueya, ha sido seleccionado como la sede del torneo, lo que resalta aún más la carencia de instalaciones de calidad en territorio dominicano.
Esta situación pone en evidencia que el país, a pesar de ser una de las naciones con mayor tradición y éxito en el béisbol, no cuenta con un estadio profesional adecuado para albergar la Serie del Caribe, una de las competiciones más prestigiosas del continente.
Además, la gran base de fanáticos dominicanos que siguen el béisbol con pasión se verá privada de la oportunidad de disfrutar del torneo en su propia tierra, al menos durante los próximos años.
Vitelio Mejía, al justificar la decisión de elegir Miami como sede, destacó que el Estadio Quisqueya, aunque es el más grande del país, tiene una capacidad limitada de solo 13,000 personas.
Para los organizadores de eventos internacionales, esta cifra es insuficiente para garantizar la rentabilidad y el impacto que se espera de una competencia de la magnitud de la Serie del Caribe.
En un deporte tan popular como el béisbol en la región, se requiere de recintos con mayor capacidad y mejores instalaciones para satisfacer las demandas tanto de los jugadores como de los espectadores.
La pregunta que queda en el aire es si, a pesar de ser un líder indiscutido en el béisbol, la República Dominicana podrá ofrecer las condiciones adecuadas para competir con otras naciones y seguir siendo un referente en la región.
La respuesta dependerá, en gran medida, de la voluntad de las autoridades y de la inversión necesaria para renovar y construir infraestructuras que estén a la altura del legado deportivo de este país.