Si decimos que nacer en primavera y verano influye en que podamos morir por infarto de corazón, parecerá que hacemos un aserto poco científico. Pero puede serlo. Un estudio que se publica en la edición de Navidad de The British Medical Journal, asegura que la época del año en que nacemos puede estar relacionada con el riesgo de morir de una enfermedad cardíaca en la vejez.
Los resultados muestran que los nacidos en la primavera y el verano tuvieron un aumento pequeño pero significativo en la muerte por enfermedad cardíaca, en comparación con los nacidos en otoño. Las razones de esta diferencia no se comprenden bien, pero podría deberse a fluctuaciones estacionales en la dieta, los niveles de contaminación del aire y la disponibilidad de luz solar antes y después del nacimiento.
Estudios previos en el hemisferio norte han relacionado constantemente el nacimiento en la primavera y el verano con un mayor riesgo de muerte, con el patrón inverso al sur del ecuador. Pero no pudieron controlar suficientemente factores como el historial médico familiar o la posición económica y social.
Para superar estas limitaciones, los investigadores utilizaron datos de 116.911 enfermeras registradas en Estados Unidos en el ‘Estudio de Salud de Enfermeras’ de 1976 para examinar los vínculos entre el momento del nacimiento y la muerte general, y la muerte por enfermedad cardiovascular en particular.
Las participantes tenían entre 30 y 55 años al comienzo del estudio y completaron un cuestionario detallado de salud y estilo de vida cada dos años. Se utilizaron certificados de defunción y registros médicos para identificar las causas de muerte durante los 38 años de seguimiento (1976-2014).
Se documentaron más de 43.000 muertes durante el período de estudio, incluidas 8.360 muertes por enfermedades cardiovasculares pero, a diferencia de estudios anteriores, no se encontró asociación significativa entre el momento del nacimiento y la muerte general.
Sin embargo, después de tener en cuenta una serie de factores familiares, económicos y sociales, los investigadores descubrieron que las mujeres nacidas en primavera y verano tuvieron un aumento leve pero significativo de la muerte cardiovascular en comparación con las nacidas en otoño.
Se trata de un estudio observacional, por lo que no se puede establecer la causa, y los investigadores no pueden descartar la posibilidad de que algunos de los resultados se hayan debido a factores no medidos. Sin embargo, las fortalezas incluyen el gran tamaño de la muestra, el seguimiento prolongado y la información detallada sobre el estilo de vida, los antecedentes familiares, los factores sociales y económicos.
Por ello, los investigadores dicen que su estudio “se suma a la creciente evidencia que sugiere que las personas nacidas en la primavera y el verano tienen una mayor mortalidad cardiovascular que las nacidas en otoño, pero entran en conflicto con los hallazgos previos sobre la mortalidad general”.
También respalda la opinión de que las asociaciones de los factores fetales y de vida temprana con la mortalidad por enfermedad cardiovascular “podrían relacionarse con un efecto estacional pequeño pero real de los factores fetales o de vida temprana en la edad adulta”, agregan. No obstante reconocen que se necesitan más investigaciones para confirmar los hallazgos.
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