Hace 66 millones de años se produjo la extinción masiva del Cretácico-Paleógeno, que acabó con el 75 % de las especies terrestres.
Muchos científicos reconocen que se produjo después de que un asteroide cayera en México, pero otros han sugerido que también habría jugado un papel importante un episodio de volcanismo ocurrido en las Trampas de Deccan, donde unos 500 000 kilómetros cúbicos de lava inundaron la mayor parte de la India y sus profundidades marinas.
Un equipo internacional, integrado ente otros por la paleontóloga y profesora titular de la Universidad de Zaragoza, Laia Alegret, señala en un estudio publicado por Science, que la actividad volcánica “no tuvo un efecto directo” en la extinción, sino que fue todo debido a un asteroide.
En este trabajo, los expertos no se centraron en el momento de la erupción de lava a través de la datación de las rocas, sino en cuándo se produjo la liberación de gases, señaló en un comunicado Paul Wilson de la Universidad de Southampton y miembro del equipo.
Aunque los volcanes pueden llevar a una extinción masiva porque liberan gran cantidad de dióxido de azufre o dióxido de carbono, que pueden alterar el clima y acidificar el mundo, los resultados sugieren que “al menos el 50 % o más” de la liberación de gases “ocurrió mucho antes del impacto del asteroide”, por lo que este fue “el único impulsor de la extinción”, dice la nota.
“Mucha gente ha especulado con que los volcanes fueron importantes para la extinción masiva, pero nosotros decimos: No, no lo fueron”, aseguró Pincelli Hull geóloga de la Universidad de Yale (EE.UU) y autora principal del estudio.
El análisis de fósiles marinos y varios modelos climáticos demuestran que la mayor parte de la liberación de los gases volcánicos ocurrieron unos 200 000 años antes del impacto del asteroide.
“La actividad volcánica en el Cretácico tardío causó un evento gradual de calentamiento de unos dos grados, pero no una extinción masiva”, indicó Michael Henehan de la misma universidad y encargado de recoger los datos de temperaturas.
Otros estudios recientes en las Trampas de Deccan señalan que también hubo grandes erupciones en el periodo inmediatamente posterior a la extinción masiva, lo que ha desconcertado a los expertos porque no hay ningún evento de calentamiento que coincida con aquel otro evento volcánico El nuevo trabajo sugiere una repuesta a este enigma.
La gran extinción alteró profundamente el ciclo global del carbono y los resultados muestran que estos cambios permitirían al océano absorber una gran cantidad de CO2 en escalas de tiempo prolongadas, ocultando quizás los efectos del calentamiento provocados por el volcanismo en las secuelas de este evento, detalló Donal Penman de la Yale.
Además, según los resultados, los gases volcánicos pudieron haber desempeñado un papel importante a la hora de dar forma a diferentes especies surgidas después de la extinción, en lugar de haber sido los impulsores del evento inicial.