El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva saldrá este miércoles por primera vez en siete meses de la cárcel de Curitiba (sur), donde purga una pena de más de 12 años de cárcel, para ser interrogado en otra de las causas de corrupción en su contra.
La audiencia, cerrada a la prensa y sin transmisión en directo, se iniciará a las 14H00 locales (16H00 GMT) y estará a cargo de la juez Gabriela Hardt, que comanda provisoriamente la operación anticorrupción “Lava Jato” (Lavadero de automóviles) en sustitución de Sergio Moro, futuro ministro de Justicia del presidente electo Jair Bolsonaro.
Un centenar de simpatizantes de izquierda que participan en una vigilia permanente a favor de Lula se congregó frente a la sede de la Policía Federal (PF) en Curitiba, donde su líder purga desde el 7 de abril una pena de 12 años y un mes de cárcel por corrupción pasiva y lavado de activos.
Por la mañana, el exmandatario (2003-2010), de 73 años, recibió a sus abogados y a Fernando Haddad, su sustituto como candidato del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda) en las presidenciales del mes pasado, en las que resultó electo el ultraderechista Bolsonaro.
Se espera la llegada de diputados y senadores del PT, así como de grupos más nutridos de manifestantes antes del traslado de Lula hasta la sede de la Justicia Federal de Paraná (estado cuya capital es Curitiba), en medio de fuertes medidas de seguridad.
“Hoy es un día importante, es la primera vez que [Lula] sale de su encarcelamiento político. Esperamos verlo, pero lo importante es que él vea que no está solo”, dijo Eduardo Coelho, un profesor de historia, de 54 años, vistiendo una camiseta roja con la efigie de Lula.
Otros procesos
En esta causa, Lula y otras 12 personas deben responder por el presunto beneficio de reformas pagadas por las constructoras brasileñas OAS Y Odebrecht entre 2010 y 2014 en una hacienda en Atibaia, interior de Sao Paulo, de la cual sería el propietario real, a cambio de contratos con Petrobras.
La defensa de Lula mantiene su inocencia y asegura que la propiedad no le pertenece.
Según expertos, la sentencia difícilmente saldrá antes de un mes y lo más probable es que se dicte después de la feria judicial de fin de año.
En la condena a 12 años y un mes de cárcel que purga actualmente, Lula fue considerado beneficiario de un apartamento en la ciudad balnearia de Guarujá (costa del estado de Sao Paulo, sudeste), puesto a su disposición por OAS, igualmente a cambio de su mediación en contratos de la paraestatal petrolera Petrobras.
Lula enfrenta otros cuatro procesos, por corrupción pasiva, tráfico de influencias, lavado de activos o formación de organización criminal. En todos se declara inocente y denuncia una conspiración para evitar que vuelva al poder.
En un mitin de campaña en octubre, Bolsonaro afirmó que Lula “va a pudrirse en la cárcel”.
La jueza Hardt, en la “línea dura” de Moro
La designación de Moro como ministro de Bolsonaro fue vista por la defensa de Lula como “la prueba definitiva (…) de que Lula fue procesado, condenado y encarcelado sin haber cometido ningún delito, con el claro objetivo de neutralizarlo políticamente”.
La partida de Moro abre una nueva etapa en “Lava Jato”, la operación que llevó a la cárcel o sentó en el banquillo a centenas de empresarios de primer plano y a dirigentes de casi todos los partidos, al revelar un esquema de sobornos obtenidos a cambio de contratos en la Petrobras.
Gabriela Hardt, de 42 años, es considerada una jueza de “línea dura”. Magistrada desde 2009, es sustituta de Moro desde 2014. Se la conoce también como atleta y compite en maratones de natación marina.