Brasilia, EFE.- El alcalde de Manaos, Arthur Virgilio Neto, dijo este viernes a Efe que la pandemia del COVID-19 en esa ciudad, capital del estado Amazonas y una de las más afectadas de Brasil, podría estar remitiendo aunque aún se está “muy lejos” de “desactivar las alarmas”.
El muy moderado optimismo del alcalde se fundamenta en el hecho de que, durante los últimos días, disminuyó gradualmente el número de entierros, que se había disparado hace unos veinte días y llevado a lo que él mismo definió como “colapso funerario”, ya que no había capacidad para sepultar a la enorme cantidad de fallecidos.
“El número de entierros llegó a un pico de casi 190 en un día, pero bajó a unos 130 y en el ultimo fin de semana cayó a unos 120 diarios”, en tanto que el lunes fueron 92 y se han mantenido debajo del centenar desde entonces, indicó.
Sin embargo, aclaró que aún no se sabe si “eso es aleatorio o es realmente una tendencia”.
Según Virgilio Neto, “las zonas más populosas” de la ciudad, que tiene cerca de dos millones de habitantes, “son las que más han desobedecido las normas de aislamiento social”, por lo que todavía no se pueden “desactivar las alarmas”.
El alcalde descartó por el momento que se vaya a aplicar en la ciudad una medida de confinamiento total, como ya ha ocurrido en otras regiones de Brasil, pero dijo que todo dependerá de cómo evolucione la situación en los próximos días o semanas.
La crisis en la red de sanidad pública también ha amainado un poco, en parte desde la entrada en operaciones de un hospital de campaña que ha ayudado a mejorar la atención, frente a una demanda que aún no termina de ceder y que, si bien responde principalmente a la COVID-19, también es alta por otros males, como el dengue.
“Estamos vacunando en forma masiva contra esas otras influenzas, pues en esta situación, combinadas con la COVID-19, también pueden ser mortales”, dijo.
Uno de los problemas que el alcalde también percibe en el futuro inmediato es la posible llegada a Manaos de pacientes del interior del estado Amazonas, que en total tiene cerca de 3,8 millones de habitantes y una gran proporción de población indígena.
“Si nos llega mucha gente (del interior), podemos llegar a una situación terrible”, apuntó.
“Tengo mucha preocupación por las poblaciones indígenas” del interior del estado, pues “están completamente desvalidos” y es muy difícil aplicar medidas de aislamiento social en las aldeas, pues van en contra de las propias costumbres de esas comunidades, en las que “todos viven muy juntos”, señaló.
Hasta el día de hoy, en el estado Amazonas ya se han registrado en torno a 10.000 casos confirmados de coronavirus y 806 fallecidos, de los cuales más del 50 % se concentra en Manaos.
Frente a las dificultades financieras de ese estado y de la propia ciudad, que se agravan con la parálisis económica causada por el coronavirus, Virgilio Neto ha enviado un mensaje a líderes de los países más desarrollados para pedir ayuda.
“Puede ser financiera, puede ser en forma de equipos médicos, aunque sean usados”, explicó el alcalde, quien hizo extensivo ese llamamiento incluso a la activista sueca Greta Thunberg, pues teme que la crisis económica que siga a la pandemia pueda afectar los esfuerzos por contener la devastación de la región amazónica.
De hecho, según datos oficiales divulgados este mismo viernes, la deforestación ilegal en la región amazónica brasileña aumentó un 63,75 % en abril respecto al mismo mes del año anterior.
Virgilio Neto aclaró que en el estado Amazonas ese fenómeno está relativamente controlado, pues mantiene cerca del 90 % de sus selvas intactas, pero insistió en que la situación puede agravarse con la recesión económica que seguirá a la pandemia.