Santa Cruz De Tenerife, EFE.-Morgan, la única orca sorda del mundo, es la embajadora elegida para sensibilizar sobre el aumento del ruido en los mares, un problema que en Canarias se evaluará a partir de este año con estaciones que registran el paisaje sonoro submarino, las primeras de la Macaronesia.
“¿Quién mejor que Morgan para ser una embajadora de los océanos silenciosos?”, se pregunta durante una entrevista con EFE Javier Almunia, director de Loro Parque Fundación al hablar de este ejemplar de orca que se rescató hoy hace 10 años prácticamente muerta y ahora vive y tiene una cría en las instalaciones de Loro Parque, en Tenerife.
Morgan fue rescatada el 24 de junio de 2010 en la costa holandesa del Mar de Wadden, donde fue localizada con abrasiones en la piel, inflamación y desnutrición severa, y fue trasladada al año siguiente al parque tinerfeño donde, a pesar de la sordera que le fue detectada, vive integrada con el resto de orcas del grupo y dio a luz a su cría, Ula, hace dos años.
Loro Parque Fundación desea que Morgan sea el símbolo de un problema “in crescendo” en el medio marino: el ruido ocasionado por el tráfico marítimo, que prácticamente se duplica cada 10 años tanto por el transporte de mercancías como por el turismo de cruceros.
A ello hay añadir el generado por las plataformas petrolíferas, las prospecciones, el sonar de los diferentes barcos y las instalaciones submarinas.
“El nivel de ruido en el mar aumenta y está afectando a todos los organismos, pero los más directamente perjudicados son los cetáceos porque su comunicación depende del silencio y si no hay, tienen que elevar la voz para comunicarse y para conseguir presas donde no hay luz o el agua es turbia”, explica el investigador.
También el ruido perjudica a peces, crustáceos e incluso al zooplancton, según se ha constatado en varios experimentos, relata Javier Almunia, quien indica que se trata de una contaminación invisible, no perceptible como el plástico o un derrame de petróleo, pero que sin embargo es un problema creciente para el medio marino.
Por ello, Loro Parque Fundación ha elegido a Morgan para un proyecto educativo que comenzará en septiembre, con el curso escolar, para divulgar una película de dibujos animados que cuente la historia de esta orca y los perjuicios del ruido submarino.
Esta estrategia encaja muy bien con el proyecto CanBio que impulsan Loro Parque Fundación y el Gobierno de Canarias junto a las universidades de La Laguna y de Las Palmas de Gran Canaria para evaluar el cambio climático y la acidificación del océano, pero que también estudia el ruido submarino.
Dentro de este proyecto el grupo de Bioacústica de la Universidad de La Laguna y Loro Parque Fundación han desarrollado una herramienta, inicialmente ideada para extraer los sonidos de las orcas, y que actualmente es un sistema automático que funciona 24 horas y se está adaptando para funcionar como estación de seguimiento acústico en el mar.
La primera estación de medición se ha situado frente a la bahía de Gando en Gran Canaria gracias a la colaboración del Mando Aéreo de Canarias, pues se trata de una zona de acceso restringido.
Este primer dispositivo se colocó al inicio del confinamiento, por lo que puede revelar datos interesantes sobre la incidencia del ruido y su disminución con motivo de la pandemia, indica Javier Almunia, que es doctor en Ciencias del Mar y que ha sido reelegido presidente de la Asociación Ibérica de Zoos y Acuarios.
Esta estación registra los sonidos durante un período de tiempo determinado, se recupera y se analizan los datos, y Loro Parque Fundación trabaja con la Universidad de La Laguna para que el segundo dispositivo, que se prevé colocar antes de fin de año en El Hierro, emita la información en tiempo real y de manera continua.
Ello permitiría tener una alerta cuando pase por la zona una orca o un delfín y se pueda hacer su seguimiento en tiempo real, añade el investigador, quien detalla que de esta manera se podrá tener información de cómo son los paisajes sonoros submarinos de Canarias y compararlos con la tendencia para los próximos años que “tememos, será la de que el ruido se convierta en un fenómeno globalizado”.
El proyecto ayudará a conocer “cómo suena el ecosistema marino canario” porque cada uno, explica el director de Loro Parque Fundación, tiene su propio paisaje de sonidos creado por su ambiente, por cómo rompen las olas, su propia armonía.
“Es como su huella dactilar y con ella se identifican los animales, que con el ruido ven alterado su comportamiento”, precisa.
Y ¿por dónde pasa la solución?: por construir barcos más silenciosos, que es posible técnicamente, y también por su correcto mantenimiento, pues un casco de embarcación mal cuidado aumenta considerablemente el ruido que emite.
Y sobre todo, por crear conciencia de que un paisaje sonoro silencioso es buen indicador de biodiversidad, de que hay un ecosistema marino sano, puntualiza. EFE