En el estado estadounidense de California se prevé que unos 8.000 presos serán liberados hasta finales de agosto en un intento por frenar la propagación del coronavirus en las cárceles, reportan medios locales.
La medida podrá ser aplicada con aquellos presidiarios a los que les quede menos de un año de condena por cumplir y prohíbe, a su vez, la liberación de convictos que estén purgando condena por delitos de violencia, ya sea doméstica o de otro tipo. Tampoco será aplicable a reos que las autoridades consideren peligrosos.
“Estas acciones se toman para garantizar la salud y la seguridad de los presos y del personal”, afirmó Ralph Díaz, secretario del Departamento de Correcciones y Rehabilitación de California. “Nuestro objetivo es implementar estas medidas de descompresión de una manera que ayude tanto a la salud pública como a la seguridad pública”.
La noticia de la medida no sorprende, ya que llega después de que se diera a conocer que más de un tercio de los reclusos y personal de la prisión estatal de San Quentin, en el área de la bahía de San Francisco, dieron positivo por coronavirus. Una cárcel que durante los dos primeros meses de la pandemia de COVID-19 no había reportado ni un caso de infección.
Estas 8.000 liberaciones se suman a las ya más de 10.000 realizadas desde mediados de marzo.