Kabul, (EFE).- Las autoridades afganas elevaron hoy a 19 muertos y 42 heridos las víctimas del atentado del domingo del grupo yihadista Estado Islámico (EI) que inició con un ataque suicida en una prisión de la provincia oriental de Nangarhar, en Afganistán.
El ataque reivindicado por EI a la cárcel de Nangarhar, que mantenía a cientos de prisioneros, inició ayer a las 18.30 horas locales (14.30 GMT) y continúa tras cerca de 14 horas de enfrentamiento armado.
Este comenzó cuando un atacante suicida detonó su automóvil cargado con explosivos en la entrada de la prisión en Jalalabad, capital de Nangarhar, a lo que le siguió un ataque armado por un número desconocido de atacantes que tomaron posición dentro del centro y en los edificios cercanos.
“Hasta ahora hemos recibido 15 cadáveres, incluidos tres niños y 42 heridos en el hospital”, dijo a Efe Zahir Adil, portavoz del Departamento de Salud Pública de Nangarhar.
Todos los heridos ingresados hasta el momento están fuera de peligro, recibiendo tratamiento médico, indicó.
El portavoz del gobernador de Nangarhar, Attaullah Khogyanai, dijo a Efe que al menos cuatro yihadistas han muerto. Uno de ellos murió en la explosión del coche bomba y otros tres en los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.
De momento no se ha podido precisar cuántos atacantes más continúan en el área, añadió.
“Varios atacantes tomaron posición en un edificio residencial de varios pisos cerca de la prisión, y dentro de las instalaciones. Las fuerzas de seguridad están despejando la cárcel paso a paso”, dijo.
Decenas de familias residentes de los edificios cercanos han sido rescatadas por las fuerzas de seguridad, sin embargo existe la posibilidad de que otras varias familias sigan atrapadas en los pisos superiores del edificio donde se esconden los yihadistas.
“Las fuerzas de seguridad se mueven lenta y cuidadosamente para despejar el edificio piso por piso, habitación por habitación, para proteger a los posibles civiles atrapados en el edificio”, explicó Khogyanai.
El asalto permitió que varios internos escaparan del centro, sin embargo, “al menos 700 prisioneros fueron capturados de nuevo por las fuerzas de seguridad y actualmente se encuentran en una prisión temporal”, dijo Khogyanai, que no quiso precisar cuántos prisioneros continúan en el retén.
El EI acometió el atentado un día después de que los servicios de inteligencia afgana aseguraran haber abatido a Ziaurahman, conocido como Assadullah Orakzai, jefe de inteligencia del EI, en una operación especial en Jalalabad llevada acabo el sábado.
A Assadullah Orakzai, de origen paquistaní, se le atribuye la responsabilidad de varios ataques mortales del EI contra civiles en Afganistán.
El de ayer fue el tercer y último día de cese al fuego anunciado por los talibanes y el Gobierno de Kabul con motivo de la festividad musulmana de Eid ul Adha o “fiesta del sacrificio”, un gesto enmarcado en los intentos por iniciar un diálogo intraafgano para la paz.