Beirut, EFE.- Dos semanas después de la explosión en el puerto de Beirut, los equipos de rescate no abandonan las operaciones de búsqueda de desaparecidos, aunque lo hacen con precaución para no alterar ninguna prueba que pueda aportar indicios a la investigación sobre la deflagración en las instalaciones de la terminal, ahora tomadas por el Ejército.
‘No pararemos hasta que no escuchemos más la palabra desaparecido’, afirmó a Efe este martes el jefe de Información de la brigada de bomberos de Beirut, Ali Najm, desde el cuartel de Karantina, uno de los barrios más afectados de la capital libanesa por su cercanía al puerto, donde el 4 de agosto explotaron casi 3.000 toneladas de nitrato de amonio.
En el interior del puerto, al que hoy pudo acceder Efe, la devastación rodea los caminos que llevan al lugar de la explosión, donde los militares controlan cada movimiento en virtud del estado de emergencia declarado en Beirut tras el suceso, que dejó al menos 180 muertos y más de 6.000 heridos, según el último balance del Ministerio de Salud libanés.