Mientras el Pacto de París y ahora la capital China del carbón aprobaron reducir la producción de este mineral para generar energía, en República Dominicana la apesta es por el carbón.
Con la próxima entrada en operación del proyecto termoeléctrico Punta Catalina, el país se convertirá en el mayor consumidor de carbón de la región, triplicando su consumo actual de cerca de un millón a poco más de tres millones de toneladas al año.
La construcción de la Central Termoeléctrica tendrá una capacidad de 720 Mw, integrada por 2 unidades de 360 MW, cada una, para la generación de energía a partir de la quema limpia de carbón mineral pulverizado.
Contará con la instalación de una terminal de recepción de carbón para barcos auto-descargantes, con una capacidad máxima de 80,000 toneladas, así como todas las instalaciones de apoyo como patio y correas transportadoras cubiertos, para el almacenaje y transporte del carbón; sistemas de descarga, de refrigeración y de tratamiento de agua y una sub estación eléctrica.
Inclusive, la pasada semana arribó a la terminal de Punta Catalina el primer barco cargado de carbón, el cual fue almacenado porque se prevé que las plantas arranque en el primer trimestre de, 2019.
Mientras esto pasa en el país, China tiene un ojo puesto en la transición energética y el otro en el cuidado del medioambiente, razones por lo que la capital china del carbón, Datong, en la provincia septentrional de Shanxi, ha apostado por la “minería verde” para revitalizar su industria energética y hacerla más sostenible.
Shanxi, que cuenta con un tercio de las reservas de carbón de China, vive un proceso de renovación energética debido a la intención del Gobierno de recortar la producción de este mineral en los próximos años, tanto por el exceso de capacidad como por la contaminación que afecta a gran parte del norte del país.
En aras de mantener una explotación sostenible a largo plazo, la principal compañía minera de Datong comenzó en 2003 la construcción del parque industrial de Tashan, en funcionamiento desde 2009 y que opera bajo el lema de “carbón negro, minería verde”.
Con una inversión estimada de 3.034 millones de yuanes (440,9 millones de dólares o 388,6 millones de euros), el primer complejo de “minas verdes” de China reúne una veintena de proyectos, que van desde la propia explotación del carbón hasta su reutilización para la producción de químicos, electricidad o cemento, entre otros.