Gran parte de la oposición del Barcelona se ha unido para sacar adelante una moción de censura contra el presidente Josep Maria Bartomeu y su junta directiva, la séptima que se intenta en la historia del club azulgrana.
Ninguna de las anteriores logró el objetivo de vencer en el referéndum y esta, como consecuencia de la pandemia del coronavirus, tendrá dificultades añadidas.
Los impulsores (tres precandidatos: Jordi Farré, Víctor Font y Lluís Fernández Alà y ocho grupos de opinión del entorno azulgrana) necesitarán reunir como mínimo las firmas del 15% del censo electoral del club (en 2013 la Asamblea de Compromisarios aprobó que se incrementara el porcentaje del 5 al 15%), un poco menos de 16.000, para que la moción de censura tire adelante en forma de referéndum.
Según los Estatutos del club, los impulsores dispondrán de catorce días hábiles a partir del día siguiente de la recogida de las papeletas para sumar las firmas y desde el 2018, cuando la Asamblea de Compromisarios lo aprobó, los sábados cuentan como días hábiles.
En caso de que superara ese 15% requerido el club debería celebrar un referéndum que tan solo comportaría la destitución de Bartomeu y su actual junta directiva si así lo quisieran, por lo menos, el 66,6% de los votantes.
Teniendo esto en cuenta, los puntos a favor del éxito de la moción son los siguientes:
Empieza con la unión de una buena parte de los actores críticos contra Bartomeu del entorno azulgrana.
La situación en el club es crítica después de la deriva deportiva, institucional y económica que comportó el 2-8 ante el Bayern de Múnich, la primera temporada sin títulos desde 2008 y el deseo de Leo Messi de abandonar el Barcelona
En el entorno y en el mismo club se ha dado el pistoletazo de salida a la carrera electoral después de que Bartomeu pusiera el primer partido del Camp Nou después del 15 de marzo como fecha de los comicios. Pero también existen varios puntos en contra:
Anteriormente ninguna moción ha triunfado en el Barcelona y, desde el 2013, se incrementó del 5 al 15% el porcentaje del censo electoral que debe dar su firma para que la iniciativa llegue a un referéndum.
La situación creada por la pandemia del coronavirus imposibilita los partidos con público en el Camp Nou y las grandes aglomeraciones.
En la oposición también hay voces, como la de Agustí Benedito, que no consideran que sea el momento de tirar adelante una moción y otras, como la de Joan Laporta, que permanecen en silencio sobre el tema. La primera moción de censura de la historia del Barcelona fue la llevada a cabo por el ‘Elefant Blau’ en 1998 contra Josep Lluís Núñez. Se recogieron las firmas necesarias, pero la plataforma quedó muy lejos de conseguir los votos requeridos en el referéndum (un 35,52% de los socios votó a favor de la moción y era necesario un 66,6%).
Las dos siguientes, una impulsada por Iván Carrillo y la otra por Ramón Fusté y Lluís de Val, fueron contra Joan Gaspart y tuvieron lugar entre finales de 2002 y principios de 2003. Ninguna de ellas consiguió llegar al referéndum, pero acabaron forzando la dimisión del presidente azulgrana.
Oriol Giralt en 2008 fue el impulsor de la cuarta, que tuvo el mérito de ser la que hasta el día de hoy consiguió quedarse más cerca del objetivo. Esta fue contra Joan Laporta y logró recoger 9.473 firmas de las 5.882 necesarias (entonces todavía solo era necesario el 5% del censo electoral) y en la votación un 60,60% de los socios se decantó a favor de la moción. El presidente siguió en el poder, pero le dimitieron ocho directivos.
La quinta fue un visto y no visto. Se presentó contra Sandro Rosell y los impulsores fueron Jordi Cases y Joan Arnés. El proceso empezó el 30 de setiembre de 2013 y se dio por finalizado el 2 de octubre. La explicación fue que veían imposible reunir las 18.000 firmas necesarias que los nuevos Estatutos pedirían al incrementarse del 5 al 15% el porcentaje necesario del censo de socios que debían apoyar la moción para llevarla a referéndum (aunque en ese momento aún no era vigente el cambio).
La última moción de censura que tuvo lugar en el Barcelona fue la que impulsaron el dos veces candidato a la presidencia del club, Agustí Benedito, y su mano derecha, Lluís Geli, durante el verano del 2017.
Esta acabó en los juzgados a causa de que los impulsores y el club tuvieron discrepancias respecto si los sábados entonces eran días hábiles o no para recoger firmas. Finalmente, el Juzgado de Primera Instancia Número 34 de Barcelona falló en setiembre de 2019 a favor de Benedito, quien había pedido la nulidad de los plazos del voto de censura. La sentencia concluyó que los sábados no eran días hábiles.
El intento de destituir a la junta directiva de Josep Maria Bartomeu no llegó a buen puerto porque Benedito y Geli tan solo consiguieron 12.504 de las 16.570 firmas necesarias. Aunque estas fueron destruidas por los impulsores antes de ser entregadas al club y no pudieron ser oficializadas.
Fuente: EFE