Los suplementos de hierro son ideales para acompañar la alimentación en personas que no llegan a cubrir las necesidades de este mineral con la dieta. Pero, ¿quiénes son los que pueden tomarlos y los necesitan de verdad? ¿Siempre se pueden prescribir y consumir?
El hierro es fundamental para la formación de la hemoglobina y de los glóbulos rojos. Por ello, si no se aportan la cantidades adecuadas, pueden desarrollarse algunas complicaciones en el organismo. Te contamos más a continuación.
¿Qué produce la deficiencia de hierro?
Cuando bajan los niveles de hierro en la sangre hay dificultad para transportar el oxígeno a los tejidos. Por este motivo, aparecen síntomas como debilidad, cansancio, dolor de cabeza, palidez y frialdad en manos y pies. En concreto, todas estas manifestaciones pueden indicar la presencia de anemia.
Como consecuencia del déficit, se puede notar que la capacidad de trabajo y la actividad motora del cuerpo disminuyen. Además, se producen alteraciones del sistema inmune y aumenta el riesgo de enfermarse. Asimismo, niveles bajos de este mineral repercuten en la falta de movilización de la vitamina A en el hígado.
¿Cuándo tomar suplementos de hierro?
Por fortuna, los suplementos de hierro son útiles para prevenir estas complicaciones o para tratarlas una vez que se han instaurado. Los mismos se utilizan para acompañar la alimentación y así obtener mejores resultados.
Según diversas investigaciones, hay grupos poblacionales que tienen requerimientos aumentados del mineral. Esto puede ser consecuencia de una mala alimentación o por etapas propias del desarrollo humano que tienden a asociarse a la anemia. Te contamos más sobre estas situaciones.
Mujeres embarazadas
Durante el embarazo, las mujeres necesitan mayor cantidad de hierro para ellas y para sus bebés. Si la deficiencia de hierro es marcada en la gestación, aumenta el riesgo de anemia y, a su vez, de que el niño tenga bajo peso al nacer, nazca antes de tiempo o padezca una carencia temprana de glóbulos rojos.
En relación a ello, la Organización Mundial de la Salud expone que más del 40 % de las embarazadas del mundo sufren anemia. Así pues, la mitad de esta cantidad poblacional lo padece por la carencia de hierro.
Por ello, las gestantes y mujeres que amamantan deben consultar con el profesional médico cuál es el suplemento ideal para prevenir este problema. A veces se indican gotas y, otras veces, comprimidos. En casos graves pueden requerirse inyectables, sobre todo si la embarazada atraviesa etapas de vómitos incontrolables.
Bebés y niños hasta los 2 años
La deficiencia de hierro puede causar retrasos en el desarrollo psicológico, aislamiento social y disminución de la capacidad de los niños para prestar atención. Asimismo, los bebés que nacen a término pueden desarrollar carencia si no introducen cantidades adecuadas de alimentos que contengan este mineral.
Mujeres en edad reproductiva y adolescentes
Algunas mujeres en edad reproductiva son propensas a tener déficit de este nutriente. En general, esto se debe a que tienen sangrados menstruales abundantes, por lo que es esperable que la pérdida de hierro sea mayor que en otras personas.
En adición, las adolescentes tienen requerimientos aumentados por estar en situación de desarrollo, lo que se agrava si tienen períodos intensos. La metrorragia de las jóvenes que inician sus períodos menstruales es una causa habitual de anemia.
Donantes habituales de sangre
Quienes donan sangre de forma rutinaria son propensos a padecer deficiencias de hierro. En estos casos, la misma se puede prevenir respetando un lapso de tiempo óptimo para volver a donar.
Anemia a causa de enfermedad crónica
Según varios estudios, hay enfermedades crónicas, como la artritis reumatoidea, la enfermedad inflamatoria intestinal, las alteraciones gastrointestinales y ciertos tipos de cáncer, que pueden interferir con la capacidad del cuerpo para absorber y utilizar el hierro. Por este motivo, las personas que tienen estas patologías padecen un déficit frecuente.
¿Qué tener en cuenta sobre el uso de suplementos de hierro?
Los suplementos de hierro se pueden tomar en forma de cápsulas, tabletas, masticables y líquidos. El más común es el sulfato ferroso, pero existen otras formas químicas como el gluconato y el fumarato.
Un aspecto importante sobre el uso de los mismos es que se absorben mejor con el estómago vacío. Sin embargo, la ingesta puede causar cólicos estomacales, náuseas o diarreas. Para evitar estos problemas, pueden acompañarse con una cantidad mínima de alimento.
Asimismo, el calcio y los antiácidos interfieren en su absorción, por lo que es aconsejable esperar al menos dos horas para ingerir leche, quesos, verduras crudas, cafeína u otros fármacos. Por el contrario, los alimentos que contienen vitamina C, como los cítricos o el kiwi, pueden ser beneficiosos para absorber hierro con mayor capacidad.
Para estar seguros si hay deficiencia, lo aconsejable es realizar pruebas de sangre de rutina. Este método determina cuáles son los valores exactos que se tiene de glóbulos rojos y de hemoglobina. Si es preciso, también existe la posibilidad de medir las concentraciones de hierro en sanguíneo y de sus proteínas transportadoras.
¿Es recomendable tomar suplementos de hierro?
Si bien estos fármacos son una estrategia eficaz para aumentar las reservas corporales, su uso no está aconsejado en todas las personas. En relación a esto, ten en cuenta que la ingesta de cualquier sustancia que no indique el médico esta contraindicada, ya que los excesos también acarrean complicaciones.
Considera que, además, se debe seguir una dieta que contenga alimentos en donde este nutriente esté presente en cantidades considerables. Los suplementos no son mágicos ni representan la única estrategia frente a las anemias. Del mismo modo, no siempre el descenso de los glóbulos rojos se origina en la falta de hierro.
Fuente: Mejor con Salud