La Paz, EFE.- Las familias de personas que fallecieron de covid-19 en La Paz visitaron los nichos de sus seres queridos y los despidieron con flores, fotografías, música, pero sin las tradicionales mesas con distintas masas y panes que caracteriza a este Día de los Difuntos en Bolivia, con el objetivo de evitar contagios.
Esta fecha se celebró en medio de restricciones para ingresar al Cementerio General de La Paz, que no permitía que los visitantes entren con las tradicionales masas como las “t’anta wawas”, los panes antropomórficos que simbolizan a los difuntos, o el ingreso de bebidas alcohólicas, entre otras determinaciones.
Es así que las familias llevaron distintos tipos de flores, algunas fotografías de sus fallecidos, música para acompañar los rezos y pequeñas ofrendas como refrescos o dulces que dejaron a sus seres queridos para no perder la tradición de Todos Santos.
La creencia de los bolivianos en esta fecha es que las almas de los difuntos llegan a los hogares cada 1 de noviembre a mediodía para visitar a sus familiares y servirse comida y bebida de su agrado en vida, y luego son despedidas al día siguiente en el día de los difuntos.
Tradicionalmente las mesas de esta fecha llevan una diversidad de masas propias de la festividad como panes en forma de caballo o escalera para ayudar al difunto a que llegue más rápido, bizcochuelos, suspiros dulces, caña de azúcar o maicillos que no eran permitidos en el camposanto.
LAS VISITAS
Álvaro del Carpio acompañó a su esposa para visitar la tumba de su suegro, Juan Blanco, que falleció el pasado 15 de julio por coronavirus luego de buscar algún hospital que pudiera atenderlo, pero ante la alta demanda no logró recibir el tratamiento.
La familia llevó una diversidad de flores y un pequeño parlante para escuchar desde morenadas, una danza típica boliviana, hasta canciones cristianas que al difunto le gustaban.
“Ha sido una pérdida muy dolorosa porque él tenía la vida por delante, era joven, un hombre fuerte, grande y lo hemos perdido y solo nos queda visitarlo aquí y recordarlo”, manifestó a Efe Del Carpio.
De la misma forma, Deysi Flores visitó el nicho de su padre, Juan Flores, que murió el pasado 5 de julio con sospecha de covid-19, tras deambular de hospital en hospital intentando obtener atención médica que le fue negada por la falta de espacio e insumos, según el relato de la hija.
La joven le llevó a su padre una diversidad de flores y un pedazo de torta, ya que esta semana se recordaba su cumpleaños, además, según sus creencias el primer año de la muerte de un ser querido no se le arma la tradicional mesa de difuntos porque “se le alarga el camino”, sino se va solamente a rezar.
Flores aún llora de impotencia porque su padre murió en estas circunstancias en las que los síntomas fueron “muy fuertes” y que en cinco días lo “fulminó” sin lograr la atención médica.
“Mi papá ha fallecido por falta de atención, no se le ha atendido a tiempo”, indicó a Efe Flores.
En otras ciudades como Cochabamba y Santa Cruz también se determinaron ciertas restricciones para las visitas a los nichos y estrictas medidas de bioseguridad.
Los visitantes debían utilizar barbijo de forma obligatoria, pasar por un control de temperatura y desinfección para ingresar al Cementerio paceño y brigadas tanto médicas como policiales paseaban por los pabellones para controlar que se cumplan las restricciones.
En Bolivia se registran 141.833 casos confirmados y 8.731 muertes en casi ocho meses desde el primer caso detectado de coronavirus en el país, según el último reporte del Ministerio de Salud.