El camino hacia la reelección del presidente estadounidense, Donald Trump, es cada vez más estrecho y pasa necesariamente por Pensilvania, sin cuyos 20 votos en el Colegio Electoral le será imposible lograr un segundo mandato en la Casa Blanca.
Con apenas 214 delegados asegurados de los 270 que necesita para ganar las elecciones, la campaña de Trump pareció resignarse este viernes a que no podrá conseguir una victoria mediante el escrutinio de votos que continúa en varios estados clave.
La campaña confía ahora en que las demandas que ha interpuesto para desafiar el escrutinio en cuatro estados bisagra den algún fruto significativo, algo que no ha ocurrido hasta ahora, o en que haya recuentos en varios de esos territorios que le den la vuelta al mapa electoral.
“Seguiremos en este proceso a través de todos los aspectos de la ley”, dijo Trump en un comunicado este viernes.
Lo que está claro es que, con base en el conteo actual, Trump no podrá ganar si no se impone en Pensilvania, donde este viernes le arrebató la ventaja su rival demócrata, Joe Biden.
Aún si ganara los otros tres estados clave que quedan en juego -Georgia, Nevada y Carolina del Norte- y le diera la vuelta a las cosas en Arizona, algo improbable dada la tendencia de los votos que quedan por contar, Trump se quedaría a cinco delegados de la cifra mágica de 270.
Además de imponerse en Pensilvania, Trump necesita conquistar también Georgia, el segundo mayor premio en juego: si no lo hace, el mejor escenario al que puede aspirar es un empate a 269 delegados con Biden.
Ese empate se resolvería en el Congreso de EE.UU.: la Cámara de Representantes elegiría al presidente y el Senado al vicepresidente.
Si no gana en Pensilvania ni Georgia, Trump tendría que encomendarse a la posibilidad de que un recuento de votos en varios estados le mantenga en el poder, pero no le bastaría con dar la vuelta al resultado solo en uno de ellos.
La otra vía sería que las demandas que ha presentado permitan invalidar un amplio volumen de votos en varios estados clave, algo también improbable porque por ahora sus litigios no han logrado frenar el escrutinio.
Sin embargo, todavía hay mucha incertidumbre en torno al futuro de la batalla legal, y el panorama se volvió aún más complejo cuando Georgia confirmó este viernes que hará un recuento de los votos, algo que también podría ocurrir en Pensilvania.
Aún así, Trump ha conseguido por ahora siete millones más de votos que en 2016, con al menos 69,9 millones de papeletas, mientras que Biden le aventaja por más de 4 millones de sufragios, con más de 74 millones.
Ambos han batido el récord que hasta ahora ostentaba Barack Obama como el candidato presidencial con más respaldo en cuanto al voto popular en la historia de EE.UU., que el expresidente marcó en 2008 con 69,5 millones.
Fuente: EFE