El dólar estadounidense comenzó a tasarse esta semana en la órbita de un millón de bolívares por unidad en el mercado paralelo de divisas en Venezuela. Ese nivel del tipo de cambio marca un hito negativo en la economía local, con acento en lo familiar, observan analistas consultados.
Si bien el Banco Central de Venezuela precisaba este martes que un dólar costaba 782.025,16 bolívares, su precio superó el millón de bolívares en las páginas y cuentas extraoficiales que calculan su tasa con base en los promedios de las mesas de cambio de las fronteras y las principales ciudades del país.
El costo de la divisa norteamericana está a punto de duplicarse en comparación con su tasa de hace tres semanas, cuando era de 542.413,91 bolívares. La depreciación del bolívar es más dramática si se compara con la tasa de cambio de noviembre de 2019: un dólar costaba entonces 23.402 bolívares.
El economista y docente universitario José Manuel Uzcátegui valora que el “vuelo indetenible” del dólar en Venezuela nace del seno de una economía “postrada”, con una hiperinflación que recién cumplió tres años, una recesión desde 2013, y una desmotivación productiva que limita la oferta de dólares.
Venezuela atraviesa una profunda crisis económica por la merma de su principal industria, la petrolera, así como por el colapso de la producción nacional, todo en medio de una conflictividad política de talla mayor.
“La resolución del alza del dólar no se logra inyectando dólares en nuestro caso, porque, ¿con qué fuente? El dólar no se emite en Venezuela y no tenemos ni para cubrir el costo de emitir billetes”, comenta Uzcátegui a la Voz de América.
Su colega Luis Crespo, de la Universidad Central de Venezuela, cree que el repunte del dólar guarda relación, asimismo, con la necesidad de recursos que tiene el gobierno en disputa de Nicolás Maduro en la época navideña y preelectoral -el 6 de diciembre se realizarán las elecciones parlamentarias-.
“Ese repunte está vinculado al papel que viene jugado el Banco Central como caja chica del gobierno. Ha continuado con la política de mantener al BCV como fuente de financiamiento de su déficit exorbitante”, dice a la VOA.
La ampliación de la liquidez monetaria por el BCV escaló hasta 28,9 puntos solo en octubre. En las primeras dos semanas de noviembre, subió 15%.
Reinvención desigual
Firmas privadas han identificado que al menos un 60% de las transacciones en el país se realizan con dólares y que el 83% de las empresas privadas pagan sus nóminas con base en el tipo de cambio oficial.
Esa realidad, que Crespo llama “reinvención” para surfear la ola de la hiperinflación, ha anidado en Venezuela una desigualdad significativa.
“Existen más de siete millones de venezolanos que dependen de salarios, jubilaciones y pensiones que se cancelan en bolívares, como los trabajadores públicos, que están rezagados ante el aumento significativo del dólar”, dice.
La canasta básica alimentaria en Venezuela cuesta alrededor de 226 dólares, mientras el salario mínimo oficial es de 400.000 bolívares o medio dólar.
Crespo diagnostica que el alza del dólar mina mayoritariamente la capacidad del venezolano de satisfacer sus necesidades básicas. “Significa desasosiego, angustia, hambre para la familia venezolana”.
Felipe Capozzolo, presidente del Consejo Nacional del Comercio y los Servicios (Consecomercio), desmitificó este martes el acceso de los venezolanos al dólar.
“No es cierto que todos los venezolanos tienen acceso al dólar. La dolarización transaccional, es verdad, avanza ya por encima de un 80% a nivel nacional. Pero hay muchos compatriotas que no tienen acceso a la divisa”, dijo el vocero empresarial durante una conferencia de prensa en Caracas.
Mencionó que, aún cuando el venezolano tenga acceso a divisas, no lo hace en niveles suficientes como para poder pagar los “altos costos” de los productos.
“Es mucho lo que se está importando, es poco lo que se está produciendo y esa presión cambiaria genera inflación y genera, en términos prácticos, que quien menos tiene, es el que menos puede abarcar”, expresó.
El aumento de la divisa estadounidense también causa embrollos en las contabilidades individuales y empresariales, señala el economista y asesor financiero Aldo Contreras, de la Universidad Católica del Táchira.
“En 2018, estábamos haciendo una reconversión monetaria que suprimía cinco ceros a la moneda y, 25 meses después, estamos otra vez en millones, millardos y trillones de bolívares”, reflexiona en entrevista con la Voz de América.
El chavismo, primero con el propio Hugo Chávez, en 2007, y luego con Nicolás Maduro, hace dos años, realizó dos conversiones monetarias que eliminaron ocho ceros al valor nominal del bolívar. Los esfuerzos para vencer la inflación no rindieron el fruto esperado.
Solo en 2019, la inflación superó los 9.500 puntos, según el Banco Central. La opositora Asamblea Nacional calcula que esa variable ha aumentado 1.798,57 por ciento entre enero y octubre de este año.
Aumento sin freno
La aceleración de la tasa de cambio en noviembre ha provocado que los precios de productos, bienes y servicios aumenten hasta dos veces en un mismo día.
“Esto hace muy compleja la contabilidad. Necesitarías una factura horizontal para que quepa la cantidad de millones de bolívares que se necesitan para hacer una compra de mercado en Venezuela”, lamenta Contreras.
La devaluación del bolívar es tan constante y acelerada, acota, que el ciudadano común ya ha empezado a suprimir “en lo psicológico” tres ceros adicionales a la moneda. “La gente ya ha empezado a hablar de miles de bolívares en vez de millones. Es complicado”.
Crespo no prevé la corrección de los “desequilibrios estructurales” de la economía en un futuro cercano y, por ende, la tasa del dólar seguirá en ascenso.
Uzcátegui coincide en que no hay razones para pensar en una corrección.
El economista, con 54 años de experiencia, subraya que el panorama se agrava por una crisis política que impide la llegada de préstamos e inversiones internacionales, el aumento de las exportaciones y de las reservas del Banco Central, e incluso la cohabitación del dólar con una nueva moneda nacional.
“No tengo ninguna expectativa positiva sobre la tasa de cambio. Hubiera querido decirte que veo una lucecita en el túnel, pero estoy viendo oscuridad. Es un tema que angustia”, concluye.
Fuente: VOA