La búsqueda de un tratamiento efectivo para COVID-19 ha llevado a un equipo de investigadores a encontrar al aliado menos pensado: llamas. Asimismo, el desarrollo de tratamientos y vacunas contra el nuevo coronavirus también incluye diversas especies de animales, algunas de las cuales son habituales en experimentación.
En el caso de los estudios sobre el SARS-CoV-2 está ganando protagonismo una especie poco conocida a escala popular como animal de experimentación. Se trata de la llama (Lama glama), un mamífero artiodáctilo de la familia Camelidae abundante en el Altiplano de los Andes de Perú, Bolivia, Chile, Ecuador, Argentina y Colombia.
La llama es considerada como un animal doméstico y su origen se remonta a la selección artificial, a partir de ejemplares silvestres de guanaco (Lama guanicoe), por parte de poblaciones humanas nativas de los Andes.
Desde hace años diversos grupos científicos trabajan con estos animales debido a la singularidad de su sistema inmunitario, capaz de producir anticuerpos para enfermedades producidas por coronavirus.
Los autores de este estudio publicado en la revista Scientific Reports han aislado un conjunto de pequeños anticuerpos o nanocuerpos que se muestran activos contra el SARS-CoV-2 generados de forma natural por un ejemplar de llama conocido como Cormac.
Los resultados publicados por este equipo que lideran los neurocientíficos Thomas J. Esparza y David L. Brody (del National Institute of Neurological Disorders and Stroke) indican que al menos uno de estos nanocuerpos, denominado NIH-CoVnb-112, generados por Cormac podría prevenir infecciones y detectar partículas de virus a partir de proteínas de SARS-CoV-2.
Cormac es un macho ejemplar de 16 años de edad, la especie Lama glama. Vive en las instalaciones de Triple J Farms (Laboratorios Kent, en Bellingham, Estados Unidos), un centro de investigación, desarrollo y producción de compuestos dedicados a medicina y veterinaria. En los establos y las 32 hectáreas de prados de este centro viven varios grupos de llamas, ovejas, cabras y burros.
“Esperamos que estos nanocuerpos anti-COVID-19 puedan ser altamente efectivos y versátiles para combatir la pandemia de coronavirus”.
¿Qué es un nanocuerpo? Un nanocuerpo es un tipo especial de anticuerpo producido naturalmente por el sistema inmunológico de los camélidos, un grupo de animales que incluye camellos, llamas y alpacas. En promedio, estas proteínas pesan aproximadamente una décima parte del peso de la mayoría de los anticuerpos humanos.
Según explica el autor principal del estudio, “La proteína del SARS-CoV-2 actúa como una llave. Lo hace al abrir la puerta a las infecciones cuando se une a una proteína llamada receptor de la enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE2), que se encuentra en la superficie de algunas células”.
¿Cómo están llevando a cabo el estudio? Los investigadores administraron a Cormac cinco dosis, durante 28 días, de una versión purificada de la proteína de pico SARS-CoV-2. Después de varias pruebas encontraron que Cormac producía 13 nanocuerpos que podrían ser buenos candidatos.
Los experimentos iniciales sugirieron que un candidato, llamado NIH-CoVnb-112, podría funcionar contra el nuevo coronavirus. Los estudios en laboratorio demostraron que este nanocuerpo en concreto se une al receptor ACE2 de 2 a 10 veces más fuerte que los nanocuerpos producidos por otros laboratorios. Luego, el equipo demostró que el nanocuerpo NIH-CoVnB-112 podría ser eficaz para prevenir las infecciones por coronavirus.
“Aunque tenemos mucho más trabajo por delante, estos resultados representan un primer paso prometedor”, dijo Esparza. “Con el apoyo de los NIH, estamos avanzando rápidamente para probar si estos nanocuerpos podrían ser tratamientos preventivos seguros y efectivos para COVID-19. Los colaboradores también están trabajando para descubrir si podrían usarse para pruebas económicas y precisas”.
Otro estudio, publicado en la revista científica Cell, llevado a cabo por Universidad de Texas en Austin, los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) y la Universidad de Gante en Bélgica, también informaron sus hallazgos sobre una vía para un tratamiento de coronavirus que involucra a llamas meses antes.
Los investigadores vincularon dos copias de un tipo especial de anticuerpo producido por llamas para crear uno nuevo que se une fuertemente a una proteína clave en el coronavirus que causa COVID-19. Esta proteína, llamada espiga, permite que el virus se rompa en las células huésped. Las pruebas iniciales indican que el anticuerpo bloquea a los virus que infectan células con su proteína espiga.
El objetivo es desarrollar un tratamiento que ayude a las personas que sufren la enfermedad en forma severa o grave poco después de producida la infección.
“Las vacunas deben administrarse uno o dos meses antes de la infección para brindar protección. Con las terapias con anticuerpos, se le está dando directamente a alguien los anticuerpos protectores y, por lo tanto, inmediatamente después del tratamiento, deben protegerse. Los anticuerpos también podrían usarse para tratar a alguien que ya está enfermo para disminuir la gravedad de la enfermedad”, sostuvo McLellan, uno de los investigadores.
Esto sería especialmente útil para grupos vulnerables como las personas mayores, que presentan una respuesta modesta a las vacunas, lo que significa que su protección puede ser incompleta. Los trabajadores de la salud y otras personas con mayor riesgo de exposición al virus también pueden beneficiarse de la protección inmediata.