La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) reveló que, durante el año pasado, el comercio exterior de la región tuvo los peores indicadores registrados desde la crisis financiera mundial iniciada en 2008 debido, principalmente, a la pandemia del coronavirus.
De acuerdo con el informe anual “Perspectivas del Comercio Internacional de América Latina y el Caribe 2020”, que fue realizado por el organismo, las restricciones impuestas por los gobiernos para frenar la propagación del Covid repercutieron en una caída del 13 % en las exportaciones y del 20 % en las importaciones.
El retroceso, aclaró, fue menos pronunciado de lo que la Cepal había estimado en agosto pasado, cuando preveía un desplome del 23 % en las exportaciones, lo que no ocurrió gracias a que hubo un repunte de la demanda de los principales socios de la región, especialmente China.
Si se analiza por subregiones, Centroamérica exhibió la menor caída de sus exportaciones, de solo un 2,0 %, lo que se debe en buena medida a que el comercio entre los países de esa región, que representa alrededor del 25 % de las exportaciones de la subregión, se concentra en rubros esenciales, tales como productos agroalimentarios y farmacéuticos.
El comercio de América del Sur y México, en tanto, alcanzó una contracción del 13 %, similar al promedio regional, mientras que el del Caribe llegó al 16 %.
Preocupación
La Secretaria Ejecutiva del organismo, Alicia Bárcena, explicó en rueda de prensa la necesidad de profundizar la integración regional para impulsar una recuperación conjunta.
“La región se desintegra comercial y productivamente desde mediados de la década pasada, coincidiendo con su menor crecimiento en siete décadas. Esto es muy preocupante, porque el comercio intrarregional es el más conducente a la diversificación productiva, la internacionalización de empresas y la igualdad de género”, afirmó.
También consideró importante avanzar en una agenda compartida sobre facilitación del comercio, infraestructura de transporte y logística, y cooperación digital para generar sinergias regionales en sectores dinamizadores claves.
“Es urgente revigorizar la integración regional para apoyar la recuperación post pandemia. Se requiere una mayor convergencia entre los distintos mecanismos de integración para superar la fragmentación del mercado regional y apoyar una recuperación sostenible e inclusiva”, dijo.
Además, advirtió que es clave impulsar la participación de las mujeres trabajadoras y emprendedoras en sectores dinamizadores y en las cadenas productivas regionales, con el objetivo de alcanzar una recuperación transformadora con igualdad de género y sostenibilidad.
Perspectiva de género
El documento precisó que la pandemia ha intensificado tendencias que ya se perfilaban en el comercio mundial, como las tensiones comerciales y tecnológicas entre EE.UU. y China; el creciente nacionalismo económico y la conflictividad en las relaciones comerciales; el debilitamiento de la cooperación multilateral y la digitalización de la producción y del comercio.
A ello se le suman la regionalización de la producción mediante el ‘nearshoring‘, que es la ubicación de proveedores en países más cercanos al mercado objetivo, y el ‘reshoring’, la relocalización de procesos productivos y tecnológicos estratégicos al país de origen.
Añadió que la recuperación de los precios de los productos básicos y el aumento de la demanda en EE.UU., China y Europa han generado condiciones para una incipiente recuperación de las exportaciones regionales desde la segunda mitad del año 2020, pero la misma está sujeta a una considerable incertidumbre por los rebrotes que han surgido en varios países y la lentitud del acceso a la vacunación.
En ese sentido, destaca que la especialización productiva y comercial, combinada con la segregación de género en el mercado laboral, condiciona la cantidad y tipo de empleo de las mujeres en el comercio internacional.
Así, en 2018, de acuerdo con información disponible para diez países de América del Sur y México, una de cada diez mujeres ocupadas trabajaba en sectores asociados a las exportaciones.
El problema es que las mujeres se concentran en pocos sectores como la industrial textil y confección, y en algunos servicios como el turismo, mientras que los hombres están distribuidos en todos los rubros exportadores.
“Debido al covid-19, el cierre de fronteras, las restricciones a la movilidad y la caída del comercio impactan a las trabajadoras y empresarias vinculadas al turismo (a nivel regional y en especial en el Caribe) e industria textil y confección para la exportación (en particular en Centroamérica y México)”, alerta el informe.