El cáncer es una enfermedad que afecta a 1 de cada 3 a 4 habitantes del planeta. Los últimos datos de incidencia mundial publicados en el 2018 por el Centro Internacional de Investigación sobre el Cáncer informaron 18.000.000 de nuevos casos anuales con 9.000.000 de muertes. En Argentina el número de casos en ese período fue de 129.000 con más de 60.000 decesos. El cáncer de mama, de colon y próstata fueron los más frecuentes.
“El cáncer como enfermedad crónica no transmisible ha experimentado un descenso en la mortalidad a lo largo de la última década a raíz de múltiple factores como la detección precoz, la optimización en el acceso a diagnósticos más efectivos, terapias de mayor utilidad y técnicas quirúrgicas y de radiación. Los efectos de la pandemia por el nuevo COVID-19 han sido deletéreos en términos sociales, económicos, políticos y sanitarios. La disminución de la concurrencia de los pacientes a instituciones sanitarias se ha visto replicada en todo el planeta”, señaló el doctor Matías Chacón (M.N. 86697), médico oncólogo, Jefe del Departamento de Oncología Clínica del Instituto Alexander Fleming y miembro del consejo de Fundación FUCA.
“La publicación norteamericana The Journal of Clinical Oncology dice que la incidencia del cáncer durante 2020 se redujo entre un 50 y 60% comparado con el año 2019. Esta baja se debe a la gran magnitud de diagnósticos que no se hicieron. Por ejemplo, en el caso de las mamografías y las colonoscopias, la reducción fue del 90%; es decir, que de cada 100 personas que debían realizarse estos estudios, solo 10 los hicieron. En Argentina no contamos con registros propios, pero inferimos que pasa algo similar” aseguró el experto.
El estudio realizado por All.Can en 2019 evidenció que, de los 400 pacientes entrevistados, el 68% fue diagnosticado durante un estadio inicial del cáncer y el 29% en uno avanzado. No obstante, la proporción varía según el órgano o sistema afectado: en los casos de cáncer de mama y colon, la detección se produjo antes de que el tumor se disemine o cuando lo había hecho localmente en 7 y 6 de cada 10 casos, respectivamente.
“Si detectamos al pólipo o al cáncer en una etapa inicial, aumenta la posibilidad de curación, que en estos casos puede ser más del 90%. Si por el contrario, la enfermedad es detectada en etapas tardías, las posibilidades son muy bajas y cambia radicalmente el pronóstico. Hay un porcentaje de pacientes -entre el 30 y 60%- que llega al diagnóstico con una enfermedad en estadio localizado. Sin embargo, un 25% – 30% llega cuando la enfermedad ya ha avanzado y las posibilidades de curación bajan notablemente. Podríamos decir que 1 de cada 4 o 5 pacientes llega en un estadio avanzado de la enfermedad. Es en este último grupo donde, creemos, veremos los efectos de la pandemia por la suspensión y demora en consultas y realización de estudios,” graficó el especialista.
“Los estudios de detección son controles donde no hay muchas posibilidades de contagio de coronavirus”, advirtió.
“Es muy importante la instancia del consultorio presencial, porque es allí donde se genera el proceso de detección precoz. El médico debe examinar al paciente y ahí pedir los estudios que considere oportunos, que dependerán de cada situación, de la clínica de cada paciente, su edad, factores de riesgo, etc.” agregó el doctor Jorge Carlos Nadal (M.N. 63490), médico oncólogo clínico, Jefe de sección Oncología Mamaria del Instituto Alexander Fleming.
“Hay que volver al consultorio: hoy la recomendación es que la gente se haga sus estudios. Sino el sistema de salud no va a colapsar por el coronavirus, sino porque no habrá mamógrafos o endoscopios para toda la gente que se tenga que hacer los estudios al mismo tiempo. Lo que se prevé es que la saturación será en estudios de prevención, no habrá suficiente tiempo para hacer todos los estudios que la gente no hizo durante estos meses. Por eso, es preciso un sistema sanitario inteligente que establezca prioridades. Habrá una transición durante este periodo donde se va a priorizar a quiénes tienen factores de riesgo, o hace más tiempo que no se controlan. De todas formas, la recomendación es discutir con el médico el rol de los estudios en cada caso”, concluyó el doctor Chacón.
Las mejores posibilidades de curación, sobrevida y el más alto bienestar posible son el foco de los tratamientos actuales contra el cáncer. Para ello, la estrategia médica adecuada es el abordaje multidisciplinario que permite que el seguimiento y las terapias sean precisas, brinden los resultados esperados y estén adaptadas a cada persona y situación.
“El cáncer es un grupo de enfermedades complejas y heterogéneas, por lo que la colaboración de múltiples profesionales altamente capacitados y con habilidades complementarias para su abordaje ha tenido un impacto muy beneficioso para los pacientes. El enfoque multidisciplinario permite que el diagnóstico, tratamiento y seguimiento de la enfermedad sea más preciso, organizado y eficiente. Gracias a una mejor coordinación y comunicación entre los diversos especialistas intervinientes, quienes trabajan en torno al paciente, logran diagramar la mejor estrategia personalizada y adaptada a cada caso”, detalló el oncólogo del IAF, el doctor Diego Enrico.
Desde esta perspectiva, los equipos de salud buscan brindar tratamientos que subrayen la necesidad de “vivir mejor”, además de la de “vivir más”. Según el doctor Federico Waisberg, clínico oncólogo del Fleming, “en pos de fomentar una mejor calidad de vida, no existe un único profesional protagonista, sino que se subraya el abordaje multidisciplinario en maniobras diagnósticas y terapéuticas. Un ejemplo rutinario lo marca el abordaje de patologías de la cabeza y el cuello, en donde se suelen combinar desde temprano evaluaciones realizadas por nutricionistas, radioterapeutas, psicooncólogos, oncólogos clínicos, clínicos médicos, cirujanos, endocrinólogos, estomatólogos y fonoaudiólogos”.
La indicación oportuna del tratamiento y un adecuado seguimiento de las pautas acordadas con el equipo tratante, se asocian a eficacia terapéutica. “Es indispensable que la práctica médica incorpore un abordaje integral, que coloque al ‘paciente’ por sobre el ‘tumor’. Sólo a partir de la priorización de la calidad de vida puede adecuadamente respetarse y considerarse todas las esferas, preocupaciones, capacidades y potencialidades de los pacientes”, afirmó Waisberg .
Las asociaciones y grupos de pacientes también conforman esta amplia agenda. “En los grupos coordinados por un profesional de la salud, se genera una gran empatía que afecta positivamente al paciente y sus familiares”, detalló la oncóloga clínica Ana Laura Mendaña, miembro del IAF.
En cambio, sobre la recurrencia a las llamadas terapias complementarias, alternativas o a sustancias aparentemente inocuas, la licenciada Nancy Ferro, Jefa del Servicio de Psico-Oncología, remarcó que “es muy importante poder discutir el tema con el médico oncólogo para clarificar si las mismas pueden ser compatibles con las terapias específicas, si realmente son inocuas o si conllevan algún riesgo. Hoy sabemos que existen recursos por ejemplo para enfrentar el estrés y la incertidumbre dentro del marco de la medicina basada en la evidencia”.
La medicina debe evolucionar hacia el manejo multidisciplinario de manera natural. El objetivo final es mejorar la calidad de atención de todos los pacientes. “El médico oncólogo debe ser el especialista que articule el manejo multidisciplinar. Su base de médico clínico, sumado al conocimiento de la patología oncológica será el eje de interacción de las distintas ramas médicas a fin de poder analizar la situación de nuestros pacientes desde todos los ángulos posibles”, indicó el doctor Sergio Rivero, oncólogo del IAF.
El rol de las pruebas genéticas
Las sofisticadas pruebas genéticas que estudian al detalle las características de cada tumor son otro de los puntos decisivos en un tratamiento multidisciplinario.
“Durante los últimos años, el tratamiento de una gran parte de los pacientes ha sufrido un cambio radical, debido al desarrollo de sofisticadas pruebas genéticas que estudian en detalle las características particulares de cada tumor. Esto ha permitido desarrollar terapias altamente efectivas que van orientadas específicamente a las alteraciones genéticas que comandan el desarrollo y crecimiento de cada enfermedad. En la actualidad, estas técnicas están teniendo un desarrollo muy acelerado, permitiendo conocer nuevas alteraciones y en consecuencia desarrollar nuevos fármacos”, explicó el doctor Diego Enrico clínico oncólogo del Fleming.
“La complejidad de estos avances y el tratamiento cada vez más individualizado del cáncer, han aumentado aún más la necesidad del trabajo en conjunto de múltiples especialistas como biólogos moleculares, genetistas, médicos patólogos y oncólogos. En este contexto, la evidencia científica demuestra que la atención de los pacientes con cáncer ha mejorado sustancialmente a través de la implementación de equipos multidisciplinarios”, finalizó el doctor Matías Chacón.
Cifras y aspectos generales de la enfermedad
Según cifras de la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (IARC), en nuestro país el cáncer causa más de 129.000 nuevos casos y más de 68.000 muertes por año.
El cáncer de mama es el tumor maligno más frecuente en la mujer: se estima que, en nuestro país ocurren más de 21.000 casos de cáncer de mama por año.
El cáncer colorrectal es la segunda causa más común de muerte asociada a cáncer en la población general: se estima que en nuestro país causa 12.411 casos nuevos (9 de cada 10 en mayores de 50 años) y 7462 muertes por año.
Argentina es el quinto país de América con más decesos por cáncer colorrectal. Para 2030 se estima un crecimiento del 46% en la tasa de incidencia y mortalidad (aproximadamente, unos 16.600 nuevos casos).
No se conocen las causas exactas del cáncer de mama. El riesgo de desarrollarlo aumenta con la edad: es menos frecuente en las mujeres menores de 35 años y la incidencia incrementa a partir de los 40. Sin embargo, la mayoría de los casos ocurren en mujeres mayores de 50 años y el riesgo es especialmente alto en las mayores de 60.
Los principales síntomas del cáncer colorrectal son la pérdida de peso sin motivo aparente, los cambios en ritmo evacuatorio habitual y la presencia de sangre en la materia fecal. El examen físico y la realización de los estudios es clave en todas las personas mayores a 50 años, aunque no presenten síntomas ni tengan antecedentes personales o familiares de cáncer colorrectal. Solo entre el 3% y 5% de los casos son originados por causas hereditarias.