Después de varios meses de advertencias, leyes draconianas y multas, Rusia ha dado un paso más en su cruzada contra las redes sociales al ralentizar el servicio de Twitter por no retirar contenidos prohibidos.
“Putin (Vladimir, presidnte ruso) es un hombre del pasado, no sabe usar internet y no entiende cómo funciona. Es más, sigue creyendo que internet lo inventó la CIA y, por eso, es una amenaza para Rusia”, comentó a Efe Antón Orej, conocido comentarista político
Siguiendo la estela de China, Rusia aprobó en 2019 una ley sobre un “internet soberano” para desconectarse de internet en caso de ataque exterior, ya que el Kremlin no ve la red como un libre espacio de comunicación, sino como un instrumento de hegemonía cibernética y de injerencia de EEUU.
Putin dio en las últimas semanas el pistoletazo de salida a la caza de brujas al criticar a los gigantes de las altas tecnologías por intentar reemplazar a las instituciones democráticas y manipular a la opinión pública. “En algunos casos ya compiten prácticamente con el Estado”, alertó.
Twitter ha sido el primero, pero los expertos creen que el objetivo del Kremlin es domar todas las plataformas, especialmente Google.
TWITTER, PRIMER ASALTO
Esta semana, en una decisión sin precedentes, el regulador ruso, Roskomnadzor, ralentizó la velocidad de Twitter -sólo foto y vídeo- por la negativa sistemática a retirar información con pornografía infantil, consumo de drogas e incitación al suicidio.
“En caso de que Twitter continúe haciendo caso omiso de las exigencias de la ley se continuarán adoptando medidas (…) hasta el bloqueo”, advirtió el regulador.
La multinacional rebatió las acusaciones rusas defendiendo su “tolerancia cero” con la explotación sexual de los menores y, a su vez, se mostró “altamente preocupada por los crecientes intentos de bloquear y limitar la conversación pública online”.
“Han decidido utilizar a Twitter como chivo expiatorio. Tiene un auditorio muy politizado”, señaló a Efe Mijaíl Klimariov, director de la Sociedad de Protección de Internet.
Aunque, a renglón seguido, matiza que es la red social menos popular en el mercado ruso con solo 5 millones de usuarios, por lo que era un blanco fácil.
En la misma línea, Stanislav Selezenov, jefe del proyecto “Network Freedom” del grupo de derechos humanos Ágora, cree que la ralentización de Twitter es un experimento estatal para probar la eficacia de las herramientas de control del ciberespacio en manos de Rusia.
“Roskomnadzor extraerá lecciones. Es el primero, pero no será el último intento”, asegura.
NAVALNI Y LAS REDES SOCIALES
Ningún experto espera que Twitter acepte las “reglas de juego” que le imponga Moscú. Klimariov cree que su dueño, Jack Dorsey, puede resistirse, como en su momento hizo la rusa Telegram, que salió victoriosa del pulso con el Kremlin, que intentó bloquearla en 2018.
También puede negociar, algo improbable, según los expertos, o directamente salirse del mercado ruso, como ocurrió con LinkedIn en 2016.
En todo caso, para los expertos es evidente que la ralentización es “un claro aviso” al resto de redes sociales de cara a las elecciones legislativas de septiembre después de que la Fiscalía rusa les llamara la atención por promover las protestas de los últimos meses tras la detención y condena del líder opositor, Alexéi Navalni.
“Yo creo que todo está pensado para Google, que es la más peligrosa para Rusia, especialmente Youtube”, afirma Klimariov.
Recuerda que los vídeos elaborados en Youtube por el equipo de Navalni han sido vistos por decenas de millones de usuarios, especialmente “El Palacio para Putin”, que ha recibido ya 114 millones de visitas.
“Las elecciones se acercan y el partido del Kremlin, Rusia Unida, perderá las elecciones si no hay falsificación. Hay que controlar las redes”, añade.
Eso sí, advierte de las “catastróficas” consecuencias que tendría para la economía rusa bloquear, por ejemplo, el buscador de google, google drive, el correo electrónico y Youtube, o el sistema operativo Android, lo que convertiría en “ladrillos” el 70 % de los móviles.
LA SENDA CHINA
Timoféi V, especialista del Instituto de Desarrollo de Internet, cree que “muchos países” están siguiendo atentamente cómo acabará el actual pulso entre Rusia y Twitter.
“Es un instrumento para presionar a las plataformas que no respetan las leyes. Twitter ha mostrado una postura nihilista en otros lugares, no sólo en Rusia. El mercado ruso no es importante para ellos, pero sus acciones cayeron un 2 %, así que la medida demostró ser efectiva”, apunta.
En cambio, Klimariov cree que Rusia no tiene el potencial tecnológico y económico de China para controlar la red, tanto porque en el gigante asiático hay sólo tres operadores que pueden trabajar con el extranjero -en este país son varios miles-, como por motivos culturales.
“Ellos empezaron en 2007 con el ‘Escudo dorado’ (Gran Cortafuegos). En Rusia el 80 % de la población conoce el alfabeto latino y un 15 % de la población habla otros idiomas. Es algo incontrolable”, explica.
El presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko, ya lo intentó en 2020 durante las protestas postelectorales e incluso llamó a la población a usar móviles con botones, pero los servicios encontraron atajos y siguieron operando, adujo.
Los dirigentes rusos siguen viviendo en la era “analógica”, mientras las nuevas generaciones viven en un mundo digital, apunta Selezenov.
“Creen que podrán crear un botón mágico como en la televisión y apagarán internet, y eso no es posible”, asevera.
EFE