Miedo a las burlas, a las risas que juzgan, a las miradas que etiquetan, angustia a hacer el ridículo en algún momento y en la situación más insospechada… Podríamos definir la gelotofobia como una forma de vergüenza mucho más patológica que invalida y resta de impulso a la vida. Lo hace hasta el punto de impedir la socialización e incluso de rehuir cualquier forma de relación afectiva.
Somos conscientes de que en el ámbito de la psicología solemos hablar de muchos tipos de fobias (acrofobia, misofobia, coulrofobia…). Puede incluso que más de uno dude de si todo este tipo de situaciones tienen cabida real en los manuales de diagnóstico. Lo cierto es que sí y la gelofobia suele ser una de las más llamativas.
El ser humano no solo está hecho de células, piel, tejidos y huesos. Los miedos también forman parte indiscutible de nosotros y, si bien es cierto que muchos son hasta necesarios, algunos pueden limitar nuestra calidad de vida. Este del que vamos a hablar ahora es un claro ejemplo.
Gelotofobia: definición, síntomas, causas y tratamiento
La gelotofobia puede definirse básicamente como el miedo patológico a que se rían de uno. Es probable que todos lo hayamos experimentado en alguna ocasión. Siempre hay situaciones en las que nos sentimos un poco más expuestos y al poco asoma ese miedo tan conocido, el del temor a ponernos en evidencia ante los demás y que surjan las carcajadas y las burlas.
Ahora bien, en realidad, la mayoría acabamos lidiando bien con estas situaciones. Tarde o temprano aprendemos que nada es tan satisfactorio como arriesgarnos a llevar a cabo lo que deseamos y si en algún momento surgen risas o críticas, siempre es mejor capearlas y dejarlas pasar. Sin embargo, hay quien alza muros y rehúye cualquier situación en la que pueda sentirse vulnerable a ojos de los demás.
Estudios como los realizados por el doctor Michael Tize, uno de los grandes expertos en el estudio de la gelotofobia, nos dicen que los gelotofóbicos temen de manera casi obsesiva a que otros los examinen en busca de signos de su ridiculez. En efecto, como bien podemos deducir, este tipo de fobia puede alcanzar en ocasiones, cierta tendencia paranoide.
¿Qué síntomas presenta?
El doctor Wilbald Ruch de la Universidad de Zurich realizó un exhaustivo trabajo para demostrar que la gelotofobia puede discriminarse, por ejemplo, de las neurosis vinculadas a la simple vergüenza. Estamos ante una realidad más compleja.
Miedo profundo a hacer el ridículo.
Angustia a que personas conocidas y desconocidas se rían de la persona.
Esfuerzo por ser discretos y pasar desapercibidos en todo momento. Lo que suele conseguir lo opuesto: llamar más la atención en muchos casos.
Timidez extrema, dificultad para establecer relaciones de amistad o afectivas.
Son muy distantes y fríos.
Evidencian una sintomatología física relacionada con la ansiedad social: temblores, dolor de estómago, tendencia a ponerse rojo o colorado, sudoración, boca seca, mareos cuando se sienten expuestos…
Petrificación de la mímica, movimientos de cuerpo torpes y poco hábiles.
Autovaloración muy crítica con respecto a uno mismo en casi cualquier detalle.
Causas asociadas a la gelotofobia
El doctor Michael Tize es una de las figuras que más ha analizado esta condición en la población general. Esto le ha permitido recopilar datos interesantes para trazar casi con exactitud este tipo de fobia. Así, entre los disparadores o causas que promueven este tipo de fobia están los siguientes:
Vivencias traumáticas en la infancia: educación autoritaria, desprecio parental, burlas constantes de los progenitores hacia el niño, haber recibido un trato emocionalmente frío en la niñez…
Haber sufrido acoso en la escuela y en el instituto. En efecto, el bullying también suele ser una causa común de la gelotofobia.
Diagnóstico y tratamiento
A la hora de diagnosticar esta condición clínica es importante diferenciarla de otros trastornos. No debe ajustarse, por ejemplo, con los criterios de trastornos como la personalidad evitativa o el trastorno esquizoide.
Así y por lo general, es muy común encontrar patrones muy semejantes en la gelotofobia que hacen más fácil su identificación, como son los traumas antes citados y la clásica imagen del síndrome de pinocho (rigidez muscular, torpeza, mirada esquiva…).
Así, y una vez identificada este tipo de fobia, se procede a la intervención y por término medio se suele seguirse el siguiente enfoque:
Terapia cognitivo-conductual para trabajar los pensamientos, actitudes, emociones, comportamientos…
Potenciación de la autoestima. Es recurrente que los gelotofóbicos tiengan una concepción errónea sobre su potencial, valías y características.
Desarrollo de habilidades sociales.
Trabajar la actitud que tienen hacia la risa (la consideran amenazante y negativa).
Trabajar con ellos el peso de los traumas del pasado. Este es sin duda, un pilar clave en la terapia para este tipo de fobia.
Para concluir solo cabe destacar un detalle. Algo que se incide en este tipo realidad es que no estamos ni mucho menos ante una enfermedad. Se trata de un tipo de personalidad, de rasgo que limita gravemente la capacidad de ser feliz a la persona que lo sufre. Aunque afortunadamente existe tratamiento y es efectivo.
Fuente externa