La depresión paralizante se refiere a un estado depresivo intenso que hace que las personas tengan dificultades significativas para iniciar cualquier actividad. En concreto, conlleva a un estado de aislamiento y desánimo que interfiere en todos los ámbitos de vida.
Por supuesto, es normal experimentar tristeza y sentimientos negativos en muchas situaciones; esto no quiere decir que se trate de un trastorno. No obstante, cuando los síntomas se prolongan por mucho tiempo, es necesario establecer un diagnóstico clínico para intervenir de manera oportuna.
¿Qué es la depresión paralizante?
El término «depresión paralizante» no está en los manuales diagnósticos. Aún así, suele incluirse en el área de la salud mental. Se adopta para hacer referencia a un episodio severo de depresión clínica, caracterizado por un estado de angustia intenso que, a su vez, es producto de alteraciones a nivel neurológico.
En este marco, se puede establecer que hay un trastorno depresivo cuando las personas no consiguen mejorar su estado anímico, aunque sus condiciones de vida sean adecuadas. Para entenderlo mejor, es necesario conocer los neurotransmisores encargados de regular el estado de ánimo en el cerebro. A continuación, los detallamos.
- Serotonina. Este neurotransmisor es el encargado de producir estados de bienestar en el organismo. Por ello, cuando esta sustancia falta, las personas son incapaces de sentirse bien.
- Norepinefrina. Este químico cerebral favorece la atención, lo que resulta beneficioso para contrarrestar los pensamientos depresivos. Cuando hay escasez de esta sustancia en el cerebro, los estados depresivos se prolongan en el tiempo.
- Dopamina. Se conoce como el neurotransmisor de la felicidad. Produce estados de placer y motiva a las personas a repetir comportamientos agradables. Cuando el cerebro no produce suficiente cantidad de este químico, sobreviene la falta de entusiasmo por cualquier actividad.
- GABA. El ácido gamma-aminobutírico es uno de los neurotransmisores que más aporta al bienestar emocional. Este químico cerebral es el encargado de producir calma y relajación. Si las personas son poco tolerantes a la frustración, es posible que los niveles de este químico cerebral sean bajos.
Si bien estos neurotransmisores se encargan en gran medida de mantener el estado de ánimo en buenas condiciones, también es posible experimentar estados depresivos aunque estos químicos estén presentes en el cerebro. De ser así, se trataría de algo anecdótico y no de un trastorno.
Síntomas de la depresión paralizante
Los síntomas comunes de la depresión paralizante van desde sentimientos de inconformidad constantes hasta la incapacidad para tomar decisiones. A menudo, las personas sienten que no vale la pena hacer algo porque todo lo que hagan terminará por salir mal.
Además del componente orgánico que debe estar presente en la depresión clínica, también existe un factor emocional. La sintomatología depresiva suele ser comórbida con otros trastornos. Por ejemplo, aparecen de manera simultánea con los patrones de pensamiento de la ansiedad.
De cualquier manera, hay que tener presente que dichos síntomas se presentan con diferentes niveles de intensidad; por tanto, si no cesan al cabo de un tiempo, es importante acudir con un profesional de salud mental para obtener ayuda.
Los síntomas característicos de la depresión paralizante son los siguientes:
- Sensación de vacío. Muchas veces, este síntoma se refleja mediante el aislamiento. Las personas buscan disminuir el contacto con su entorno porque piensan que no tienen nada útil que aportar a sus relaciones interpersonales.
- Pensamientos ansiógenos. La ansiedad es un síntoma frecuente en la depresión. En este caso, se trata de pensamientos o imágenes catastróficas que llegan de manera invasiva a la mente de la persona.
- Pérdida de interés. Durante la depresión ocurre una pérdida del interés generalizada. Sin embargo, esta situación se hace notoria en las actividades que solían brindarle satisfacción al afectado.
- Escasa tolerancia. A medida que la depresión avanza, los pacientes se vuelven menos tolerantes ante situaciones estresantes. Es decir, los estilos de afrontamiento se vuelven desadaptativos. Por ejemplo, dejar de ir a trabajar para no lidiar con el estrés laboral.
- Falta de concentración. Cuando los pensamientos intrusivos se van haciendo cada vez más frecuentes e intensos, la persona comienza a presentar complicaciones para poder concentrarse en sus actividades diarias.
¿Cómo se diagnostica la depresión?
Para realizar un diagnóstico certero se deben tomar en cuenta los criterios del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5). En particular, es necesario que la persona experimente los síntomas comentados, en un periodo de dos o más semanas, de forma continua.
Cabe aclarar que no es necesario que exista la presencia de todos los síntomas. Este trastorno avanza de manera paulatina y sus primeras manifestaciones son leves. Por ello, el diagnóstico suele hacerse cuando hay 3 o más síntomas de manera persistente.
Durante la entrevista clínica también se busca información en familiares y allegados. Asimismo, es posible la realización de cuestionarios o test de apoyo para determinar el tipo de depresión.
Tratamientos posibles para la depresión paralizante
Ahora mismo, hay una amplia variedad de opciones de tratamiento para afrontar los trastornos depresivos. Es indispensable tener acompañamiento psicológico profesional para recibir la terapia más adecuada según el caso. En el siguiente espacio detallamos varias alternativas.
1. Tratamiento con antidepresivos
Los medicamentos antidepresivos deben estar indicados por un médico psiquiatra luego de hacer una evaluación que constante que el origen del problema es orgánico. Por lo general, se emplean en caso de depresión mayor, pero acompañados de sesiones de psicoterapia.
2. Tratamiento psicoterapéutico
En la depresión clínica, el psicólogo desempeña un rol complementario durante el proceso de tratamiento. Así, independientemente de los controles con el psiquíatra, el proceso psicoterapéutico resulta clave para que la persona pueda obtener los recursos necesarios para sobreponerse.
3. Psicoterapia sistémica
En la terapia sistémica, el foco de las sesiones es trabajar sobre el funcionamiento de un sistema conformado por personas. Por consiguiente, cuando un miembro de la familia esté depresivo, es necesario que el resto de los integrantes aprendan a brindarle apoyo de la forma más efectiva posible.
¿Qué hay que recordar sobre la depresión paralizante?
Se habla de depresión paralizante cuando los síntomas impiden la realización de las actividades cotidianas. Hay que tener en cuenta que puede ocurrir a cualquier edad, incluso desde la infancia. Por lo tanto, es conveniente estar atentos a los síntomas y solicitar ayuda profesional.
Tanto el psicólogo como el psiquíatra puede orientar a un tratamiento eficaz. Hay que intervenir de manera oportuna, ya que es un trastorno que tiende a empeorar con el paso de los días.
Fuente: Mejor con salud