Por Escarlin Pozo.- La pandemia por la COVID-19 se ha convertido en uno de los elementos que atentan contra los esfuerzos alcanzados a nivel mundial con relación a la lucha contra el trabajo infantil.
El creciente índice de la pobreza, el cual figura porcentajes mayores a nivel mundial, debido a la crisis sanitaria y económica a causa del coronavirus, podría acarrear un elevado número de niños en esta situación de vulnerabilidad.
Así lo precisó el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) a través del informe “Trabajo infantil: Estimaciones mundiales 2020, tendencias y el camino a seguir”.
A nivel mundial 160 millones de niños se encuentran en situación de trabajo infantil.
A partir de este número, se estima que otros 8,9 millones de niños ingresarán a este sistema debido al escenario que dejará la pandemia.
“Los nuevos análisis indican que otros 8,9 millones de niños estarán en situación de trabajo infantil a finales de 2022 como consecuencia de la creciente pobreza impulsada por la pandemia”, sostuvo el Unicef.
A pesar de esta estimación, la agencia internacional precisa que las políticas públicas de cada país es el punto crucial para frenar la incidencia de estos nuevos casos.
Detalló que una nación sin políticas de respuestas sobre la protección social en el trabajo infantil crea el escenario propio para aumentar este índice.
“En los casos en que se permite que se pase por alto la cobertura de protección social, el trabajo infantil podría aumentar mucho más de aquí a finales de 2022”, puntualizaron.
El camino a seguir contra el trabajo infantil
Dentro de las medidas señaladas por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia y la Organización internacional de Trabajo (OIT) para contrarrestar esta realidad se encuentra la extensión de la protección social.
Esta cobertura no solo estaría concebida para los niños sino para sus familias. Por medio de esta política se pretenderá atenuar la pobreza y la incertidumbre económica –Como señala en el informe–.
Otras de las medidas se enfocan en garantizar una educación gratuita y de buena calidad al menos hasta la edad mínima de admisión al empleo, que es de 15 años, según el Convenio número 138.