Río de Janeiro.- El colapso de una presa que almacenaba residuos minerales de un complejo de la compañía Vale en el municipio de Brumadinho, al sureste de Brasil, cumple este lunes un mes de haber provocado una tragedia con 179 muertos, 131 desaparecidos e incalculables pérdidas ambientales y económicas.
Tras un mes de la tragedia, las autoridades continúan con las búsquedas en la zona afectada, en una tercera fase que se desarrolla de manera más lenta por las dificultades del terreno, informó este lunes la Defensa Civil.
El equipo de rescate avanza lentamente en las labores de búsqueda con el apoyo de perros y maquinaria especializada como gigantescas excavadoras que ayudan a remover el lodo de las zonas en las que la lama llegó a los 20 metros de altura.
“Ahora es un momento de paciencia. Son excavaciones, que tienen que tener método, tecnología y organización”, señaló a la prensa Anderson Passos Souza, teniente-coronel del Cuerpo de Bomberos.
Durante el último mes, la búsqueda de supervivientes y cuerpos ha sido una labor de rutina para cientos de militares y voluntarios que ya se ubica en la tercera fase y para la que se han utilizado técnicas diferentes a medida que pasa el tiempo.
“En un primer momento, los rescates se hacían manualmente. En otro momento, con la ayuda expresiva de los perros. En este tercer momento, los perros continúan y, a ese esfuerzo se suma, la maquinaria pesada”, explicó Passos Souza.
De acuerdo con la información de las autoridades, la presa, ubicada en la localidad de Brumadinho, en el estado de Minas Gerais, se rompió hacia las 12.20 hora local (15.20 GMT) del viernes 25 de enero.
Un video de la tragedia muestra el momento en que la presa colapsa y un mar de lodo se toma en cuestión de segundos viviendas aledañas y parte de las instalaciones de la compañía Vale, la mayor productora y exportadora mundial de hierro.
A la tragedia por las víctimas humanas se suma la catástrofe ecológica ya que los desechos de la presa contaminaron al menos 305 kilómetros del río Paraopeba, por lo que Gobierno de Minas prohibió el consumo de agua, por tiempo indeterminado.
Además, la destrucción de unas 270 hectáreas de tierras según datos preliminares del Instituto Brasileño del Medioambiente (Ibama).
De ese total, 133,27 hectáreas eran de bosques, 70,65 de hectáreas de áreas de Protección Permanente ubicadas a lo largo de los cursos de agua que fueron afectados y 65,92 hectáreas de otras categorías de terrenos como pastos o cultivos.
Por la tragedia, el Gobierno ordenó el cierre permanente de todas las represas mineras construidas con las mismas características de la que colapsó el 25 de enero en Brumadinho.
Asimismo, se han evacuado más de 500 personas de viviendas en zonas aledañas a presas que tienen las mismas características y que según las autoridades están en riesgo de colapsar.
Entre las medidas adoptadas por la Vale a raíz de la tragedia, está la de mantener el pago de dos tercios de los salarios de todos los empleados propios y tercerizados que murieron en la tragedia, medida que se extenderá por un año o hasta que se cierre un acuerdo definitivo de indemnización.
La compañía también se comprometió a pagar los gastos fúnebres y a brindar atención psicológica para las familias de las víctimas.
A raíz de distintas acciones interpuestas por el Gobierno regional y la Fiscalía, la Justicia ha embargado al menos 12.000 millones de reales (unos 3.260 millones de dólares) de las cuentas de Vale para garantizar el pago de las indemnizaciones a las víctimas y los daños provocados.
El desastre en Brumadinho se produjo tan solo tres años después de otro parecido ocurrido en Mariana, municipio que también se encuentra en el estado de Minas Gerais y donde la rotura de varios diques de la minera Samarco, controlada por Vale y BHP Billiton, provocó 19 muertos y una tragedia medioambiental sin precedentes. EFE