Desde su descubrimiento a principios del siglo XVIII las cabezas gigantes de la Isla de Pascua han causado asombro a visitantes de todo el mundo. El modo en que fueron realizadas, contando sólo con las herramientas más básicas, sigue siendo una incógnita. En la isla, también llamada Rapa Nui por los nativos, se encuentran desperdigadas cerca de 900 de estas esculturas en diferentes estados de conservación.
Recientes excavaciones en la zona demostraron que el misterio es todavía más grande de lo que se pensaba. Ocultos bajo la tierra, los científicos han encontrado los cuerpos de estas antiguas deidades polinesias. Antes del hallazgo la más alta de estas cabezas, o Moais, medía 30 pies de altura y pesaba unas 82 toneladas. Ahora, con el resto de la escultura desenterrada, mide 70 pies de alto y pesa 230 toneladas.
Las evidencias indican que fueron construidas en un cantero cercano, pero el misterio alrededor de cómo fueron capaces los nativos de la isla de transportar semejantes bloques de piedra maciza sigue generando controversias en la comunidad arqueológica.
Cada año miles de turistas de todo el mundo se acercan a la zona para observar de cerca a los monumentales ancestros minerales que guardan con su silencio los secretos de toda una civilización.